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Artrosis felina

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La artrosis es un mal común que padecen los gatos mayores que muy a menudo pasa desapercibida. Nuestra mascota puede sufrir un envejecimiento de las articulaciones sin expresar su dolor de modo evidente.

Sin embargo, si miramos atentamente y prestamos atención a los síntomas, podremos detectar los cambios asociados con la osteoartritis y darle al animal el tratamiento que necesita para que pueda seguir viviendo cómodamente.

Los gatos mayores y la artrosis

Cada vez disponemos de más medios para cuidar de nuestras mascotas, ya sea con medicamentos, a través de la alimentación, etc. Por ello nuestros amigos tienen la oportunidad de vivir más tiempo y de una forma más placentera junto a nosotros. Así que no es raro ver a gatos con más de 15 o 16 años viviendo placenteramente junto a sus dueños.

Sin embargo, a partir de los 10 años se considera que el gato ya ha alcanzado la vejez. Y llegados a este punto puede sufrir enfermedades relacionadas con el envejecimiento de los órganos, incluyendo las articulaciones.

El envejecimiento de las articulaciones provoca una destrucción progresiva de los cartílagos, que pierden gradualmente su papel de amortiguadores y dejan expuestos a los huesos, provocando un dolor constante y sostenido en ellos. Esta dolencia afecta a casi el 90% de la población felina mayor de 12 años de edad.

Signos de su aparición

Animal solitario e independiente, el gato muestra menos su dolor que los perros, por ejemplo. De esta manera, mientras que los primeros se vuelven más irascibles y dan muestras de dolor, los gatos expresan su sufrimiento de una manera más discreta. Los signos de la aparición de la artrosis en los gatos se muestran sobre todo en determinados cambios en el comportamiento.

Los animales estarán más irritables, especialmente cuando se les acaricie la espalda o los cuartos traseros (las áreas más frecuentes afectadas por la artrosis). Incluso pueden llegar a ser agresivos con cualquier persona u otro animal que trate de jugar con ellos, porque haciéndolo despierta su dolor.

También puede afectar a su higiene, porque muchos tendrán problemas para entrar en su caja de arena y defecarán cerca o en otras áreas de la casa. Además notaremos una inmovilidad mayor y una disminución del ejercicio diario. Cada vez les veremos menos saltar, trepar, subir escaleras, etc. Todo esto hace que pierdan masa muscular, especialmente en las extremidades traseras, y veremos como el aspecto de nuestra mascota empeora.

Por último, un gato con rigidez en las articulaciones puede tener dificultades para cuidar su pelaje, y éste se tornará opaco y con tendencia a presentar más nudos.

¿Cómo podemos ayudar a nuestro amigo?

Para ayudarle lo primero que tenemos que hacer es confirmar que nuestra mascota sufre de artrosis. Una visita al veterinario nos sacará de dudas tras un examen cuidadoso de sus extremidades y de su espalda, así como la toma de radiografías para localizar lesiones y determinar su gravedad.

Si nuestro gato efectivamente sufre de artrosis, ésta puede aliviarse con antiinflamatorios y con una dieta especial si fuera necesario. De hecho, el sobrepeso acelera el envejecimiento de las articulaciones. Así que cuidado con la alimentación de nuestras mascotas.

Por último, existen suplementos protectores para retardar la progresión de la enfermedad en las articulaciones. Consulta a tu veterinario para conocer las mejores opciones.

¿Y tú que opinas?

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