Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

José Gálvez Egúsquiza

José Gálvez Egúsquiza

  • Nacimiento: 19 de marzo de 1819 Perú, Cajamarca
  • Fallecimiento: 2 de mayo de 1866 Perú, Callao
  • Padres: José Manuel Gálvez Paz, María Micaela Egúsquiza y Aristizábal
  • Hermanos: Isabel María Gálvez Egúsquiza, María Manuela Gálvez Egúsquiza, Juan Miguel Gálvez Egúsquiza, Francisco Gálvez Egúsquiza, Pedro Gálvez Egúsquiza, Manuel María Gálvez Egúsquiza, Apolinaria Gálvez Egúsquiza
  • Cónyuge: Ángela Moreno y Maíz
  • Hijos: Luis Augusto Gálvez Moreno, Gerardo Wencelao Gálvez Moreno, José Miguel Gálvez Moreno, Justiniano Aurelio Gálvez Moreno, Carlos Enrique Gálvez Moreno, María Ángela Gálvez Moreno y María Ángela Eva Gálvez Moreno

José Gálvez Egúsquiza fue un abogado, catedrático y político liberal peruano. Gran orador, desde la tribuna parlamentaria abogó por reformas de cuño liberal, como la abolición de la esclavitud y del tributo indígena. Presidió en dos ocasiones la Convención Nacional de 1855-1857, congreso constituyente que dio la Constitución Liberal de 1856. Durante el gobierno presidencial de Mariano Ignacio Prado fue secretario (ministro) de Guerra y Marina (1865). Fue uno de los héroes del combate del Dos de Mayo del Callao, donde falleció combatiendo a la escuadra española, convirtiéndose así en símbolo de la independencia de América.

Trabajó como profesor y director del prestigioso Colegio Guadalupe. Inculcó en sus alumnos ideas liberales, como la abolición de la esclavitud y el sufragio universal. En 1854 apoyó a Ramón Castilla en la rebelión liberal contra el presidente Echenique. Luego fue diputado y presidente de la Convención Nacional que redactó la Constitución Liberal de 1856.

En 1865, llegó a ser decano del Colegio de Abogados de Lima. El mismo año se unió a la rebelión de Mariano Ignacio Prado para derrocar al presidente Pezet y declarar la guerra a España por haber invadido las islas de Chincha. Fue nombrado ministro de Guerra y organizó la defensa del Callao, que era amenazado por la escuadra española.

Muerte

El 2 de mayo de 1866 el íntegro de la escuadra española bombardeó el puerto con la intención de arrasar sus defensas e incendiarlo. Tras cinco horas de combate la escuadra invasora se tuvo que replegar por los daños que le causaron nuestros heroicos defensores. La victoria nacional reafirmó nuestra independencia. En dicho combate se inmortalizaría el siete veces Presidente del Congreso (Convención Nacional de 1855-1857) y por entonces Ministro de Guerra, José Gálvez Egúsquiza, quien murió heroicamente en la Torre de la Merced. Debajo de su uniforme militar llevaba el cordón del hábito franciscano pues sus ideales políticos nunca se contrapusieron a su fe católica.

José Gálvez Egúsquiza fue enterrado en un mausoleo en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima.

Héroe civil y caudillo liberal

José Gálvez Egúsquiza con razón puede ser considerado el más grande héroe civil del Perú, comparable en dimensión a Miguel Grau y a Francisco Bolognesi (marino y soldado, respectivamente). Jorge Guillermo Leguía lo llama «formidable orador y caudillo demócrata» y elogia así la obra que emprendieron Sebastián Lorente y los hermanos Pedro y José Gálvez Egúsquiza desde las aulas del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe contraponiendo los ideales liberales de democracia e igualdad al conservadurismo de Bartolomé Herrera en el Convictorio de San Carlos:

El Convictorio ultramontano de Herrera causó la resurrección del liberalismo rodríguez-mendocino [se refiere al precursor de la independencia peruana don Toribio Rodríguez de Mendoza] y su adaptación a las ideas de 1848. Frente a San Carlos, que propugnaba una jerarquía con dejos coloniales, se alzó el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe; y frente a Herrera surgieron el español Sebastián Lorente (…) y los cajamarquinos Pedro y José Gálvez Egúsquiza. El glorioso triunvirato liberal, además de combatir el aspecto retrógrado de la propaganda herreriana, luchó intelectual y cívicamente por la igualdad. Y no satisfecho con su noble prédica, abandonó el aula por la quebrada del montonero y el campo de batalla revolucionario, en los cuales impuso la abolición de la esclavitud de los negros y la supresión del tributo de los indios.

Llegados sus prohombres al gobierno, José Gálvez fue nombrado rector del Colegio de San Carlos e inició la reforma de la Universidad, sancionada por el gobierno dictatorial de Castilla. José Gálvez Egúsquiza, el integérrimo e integral hombre público de Chontapaccha que había bregado por la libertad física de los negros, acometió la cruzada de conquistar la libertad de las mentes; y en su rectorado, tan fugaz como brillante, trajo al Convictorio la más ilustre pléyade que haya nunca ingresado en estos claustros [los de la «Casona» de San Marcos», en el centro de Lima]. Demás está agregar que ni Antonio Raimondi, ni Mateo Paz Soldán, ni Wenceslao Garaicochea, los egregios hombres de ciencia llamados por el formidable orador y caudillo demócrata, poseían ideología oscurantista.

«La intervención de Gálvez en la Universidad abre gallardamente la cuarta etapa de San Marcos: la etapa profesional».

Así el gran José Gálvez Egúsquiza salió del rectorado del San Carlos restaurado en el liberalismo para asumir las más altas responsabilidades en la Secretaría de Defensa hasta organizar la respuesta civil y militar del Callao frente a la arrogancia de la monarquía española que pretendía dar una lección a las naciones del Pacífico sudamericano.

El monumento en la Plaza Dos de Mayo

Tras la inmolación de José Gálvez Egúsquiza en el combate del 2 de mayo de 1866, en 1874 se inauguró en el que fuera Óvalo de la Reina, frente a la portada del Callao de la antigua muralla de Lima, la columna de la victoria del Combate del combate del 2 de mayo. Originalmente el diseño debía llevar el busto de Gálvez en su cúspide, pero luego se acordó reemplazarlo por la estatua de la Victoria, pues se consideró que el monumento debería tributar homenaje a todos los defensores del Callao y no solo a un individuo en particular. El viajero alemán Ernest W. Middendorf a fines del siglo XIX describe así este monumento:

Al centro de un espacio circular, que está separado del resto de la plaza por pequeños postes y cadenas, se eleva una columna estriada que mantiene sobre una esfera la figura aérea y dorada de la diosa de la Victoria. La figura mira hacia el lado del mar y sostiene en la mano derecha en alto una espada corta y en la izquierda una palma. La base de la columna es cilíndrica y está constituida por tres altas gradas de granito. Luego sigue el zócalo, que está protegido por una reja de fierro. En sus partes laterales se ven placas de bronce y en relieve representaciones de escenas de la lucha; encima va un capitel cuadrado sobre el que se alza la columna y sobre cuyos lados se apoyan cuatro figuras de mujeres como símbolo de las cuatro repúblicas americanas aliadas [Chile, Bolivia, Ecuador y Perú]. En la parte que se orienta al mar se encuentra sobre una pequeña plataforma la figura que reproduce la muerte del coronel Gálvez, y debajo de ella se lee la inscripción: A los defensores del Perú y de América que renovando las glorias de la independencia rechazaron la invasión española y sellaron la unión americana en el Callao el dos de mayo de 1866 – MDCCCLXXII.

Muchas calles y plazas de las ciudades peruanas llevan también los nombres de José Gálvez y del glorioso combate del 2 de mayo.

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