Guerra del Cenepa
La Guerra del Cenepa o Conflicto del Alto Cenepa, fue un enfrentamiento bélico que ocurrió en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor, sobre la cuenca del río Cenepa en territorio peruano ocupado por el ejército del Ecuador desde 1994 y que enfrentó a las fuerzas armadas del Perú y Ecuador durante los meses de enero y febrero de 1995.
Nunca hubo declaración formal de guerra entre ambos países, ni llegó a generalizarse por toda la frontera común. Las operaciones militares sucedieron en la cuenca del río Cenepa, en territorio delimitado pero sin demarcar, zona de selva alta de complicado acceso, donde los factores climáticos y logísticos dificultaron los desplazamientos militares.
otros enfrentamiento con Ecuador son la Guerra peruano-ecuatoriana de 1858-1860, el conflicto limítrofe denominado como «Falso Paquisha» o «Paquisha» de 1981, y la Guerra peruano-ecuatoriana de 1941.
Resumen
Por qué de la guerra del Cenepa: antecedentes del conflicto
Ya desde principios del siglo XIX que entre Ecuador y Perú existía una disputa fronteriza intermitente en relación a la soberanía de parte del Amazonas. Luego de múltiples fracasos en demarcar la frontera, ambos países entraron en guerra en 1941.
Perú ocupó la mayor parte de tres de las provincias ecuatorianas, lo que dio paso a la firma del «Protocolo de Paz y Límites» el 29 de enero de 1942 en Río de Janeiro, el cual fue posteriormente conocido como el «Protocolo de Río». En este tratado, Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos actuaron como países mediadores Garantes y, posteriormente, como árbitros.
No obstante, ¿qué significa que estos países actuaran como «Garantes»? Según el planteamiento de Beth A. Simmons, lo que diferencia el título de «Garantes» a de mediadores o de árbitros es que estos asumen una obligación legal de facilitar la ejecución del acuerdo, lo que se extiende a funciones militares y diplomáticas. Así, si bien, actúan como mediadores y pueden realizar recomendaciones conciliatorias, estas deben ser aceptadas por las partes para ser implementadas, ya que, legalmente no pueden decidir por ellos, pero sí pueden —y deben— facilitar la ejecución del acuerdo.
El Protocolo de Río de 1942 tuvo como resultado el cese de las hostilidades y estableció, en su artículo VII, que la frontera quedaba demarcada en «la quebrada de San Francisco, el divortium aquarum, entre el río Santiago y el río Zamora hasta la confluencia del río Santiago con el Yaupi». Esto implicaba que Ecuador perdía cerca de 5.000 millas cuadradas. No obstante, frente a esta declaración de demarcación se presentó un problema en la práctica: cuando se estaba reconociendo la frontera en terreno, se evidenció que entre los ríos Santiago y Zamora se extendía otro río independiente, el río Cenepa, que terminaba en la Cordillera del Cóndor. De esta manera, no se pudo delimitar en la práctica la frontera y las hostilidades prosiguieron durante más de medio siglo, lo que evidenció una gran ineficiencia de la actividad mediadora de los Garantes y de su calidad de árbitros, en cuanto no facilitaron la ejecución del Protocolo.
Las hostilidades que se presentaron durante cinco décadas estuvieron signadas por declaraciones ecuatorianas que destacaban el hecho de que el Protocolo de Río se había firmado teniendo información incompleta, y que ellos habían firmado bajo presión, producto de la derrota frente a Perú. Así, Ecuador devino en un reivindicacionista de territorio en el Amazonas, mientras que Perú afirmaba la validez del Protocolo y su soberanía en los territorios en disputa, negando la existencia de un conflicto fronterizo.
Tal como fue recién mencionado, este conflicto no resuelto por una mediación fallida e ineficiente implementación de un acuerdo trajo como consecuencia un larguísimo conflicto intermitente, el cual tuvo un punto álgido el 14 de diciembre de 1994, cuando se llevaron a cabo escaramuzas ecuatorianas y peruanas en el sector suroriental de la Cordillera del Cóndor. En este contexto, el 9 de enero de 1995 fuerzas ecuatorianas capturaron a una patrulla peruana dentro del territorio en disputa. Así, comenzó el conflicto armado que, si bien fue de baja intensidad, duró diecinueve días y se caracterizó por la movilización masiva de tropas y de contingente militar, naval y aéreo a la frontera. A lo largo de estos diecinueve días no hubo ninguna ganancia territorial y hubo una intensa actividad diplomática, que tuvo como resultado la contención del conflicto y que ambos países se sentaran a la mesa a negociar. El conflicto armado tuvo como resultado entre 200 y 1500 bajas y un alto costo de equipo militar.
Término del conflicto
Declaración de Itamaraty
La Declaración de Itamaraty vino a constituir el primer paso en firme, en el proceso de paz Perú-Ecuador sobre la guerra del Cenepa, luego de los 53 años de la firma del PRJ, lapso en el cual jamás hubo el intento, especialmente entre los garantes, de dar fin al problema. «Un respiro recorrió al país el jueves a medianoche (16/17 de febrero de1995). Con la firma del acuerdo de paz en el Palacio de Itamaraty, en Brasilia, se puso fin a un conflicto de 22 días que produjo, según cifras oficiales de lado y lado, 50 muertos, 114 heridos y 10 desaparecidos». De esta manera titulaban los diarios locales de la capital quiteña el fin de un azaroso conflicto armado, y el inicio de un largo y engorroso proceso de paz que no duraría unos pocos meses como algunos visionarios extranjeros pensaban, sino que iba a durar varios años de ir y venir entre tejes y manejes diplomáticos que finalmente darían la real opción de un arreglo definitivo.
Durante el desarrollo del conflicto, las tasas de interés en el país se dispararon al 110%, los cuentahorristas retiraron de la banca unos 300 mil millones de sucres (unos 125 millones de dólares), la inflación se disparó del 16 al 21%, se creó un impuesto de guerra del 2% al rodaje de los vehículos, lo que produjo un ingreso de más de 150 mil millones (unos 62.5 millones de dólares),las bolsas de valores de Quito y Guayaquil redujeron los volúmenes negociados de 4.000 millones a 400 millones, y si el estado de guerra demoraba más de los 22 días necesarios para firmar el acuerdo de Itamaraty, el país se iba a la quiebra.
La diplomacia ecuatoriana marcó «algunos goles», o más bien, pegó al grito al cielo, tocando las puertas de todo aquel que podía echar un grano de arena para frenar la guerra, y los puntos que se consiguieron en el Acuerdo fueron realmente claves no sólo para frenar la guerra, sino para iniciar la búsqueda del arreglo definitivo anteriormente impedido por oscuros fines armamentistas que tarde o temprano quedarían al descubierto y que no nacían justamente del lado ecuatoriano. Se llegó a un Acuerdo conocido como Declaración de Itamaraty que en sus partes fundamentales establecía las siguientes consideraciones:
- Se disponía la presencia de «observadores militares» durante 90 días en la zona de conflicto, plazo que podría ser extendido de acuerdo a los requerimientos para mantener la paz.
- Se disponía la separación inmediata y simultánea de tropas militares, ubicándolas en Coangos (para Ecuador) y en el Puesto VI (para Perú)
- Se disponía la inmediata presencia de «observadores» diplomáticos de los países garantes.
- Las referencias geográficas del numeral dos se aplicarían sólo dentro del proceso de desmilitarización y desmovilización.
- Era imprescindible la desmovilización gradual y recíproca de las unidades desplegadas por ambos países en la zona de guerra.
- Se determinaba el compromiso de iniciar conversaciones para encontrar soluciones a los impasses subsistentes, compromiso que se cumplió casi un año después, cuando ya estaban en marcha las negociaciones por la paz.
Estos lineamientos básicos empezaron a marcar la pauta del deseo ecuatoriano de llegar a la solución definitiva, y de dejar al descubierto la inestable colaboración peruana al escamotear las resoluciones y tomar decisiones unilaterales que una y otra vez hubieran podido tirar al traste el alto al fuego. Esta situación hizo que Ecuador consiga trascendentales resoluciones como la obtenida posteriormente en Uruguay durante la transmisión del mando presidencial, en febrero de 1995, en que, la presencia de las delegaciones presidenciales de varios países de América, garantizaban que Perú no iba a suscribir una floja resolución que posteriormente podría fácilmente desconocer.
Declaración de Montevideo
En realidad el proceso de pacificación sobre la guerra del Cenepa se complementó en Uruguay el 28 de febrero de 1995, luego de que los cancilleres de Perú y Ecuador, con el aval de los cancilleres de los países garantes, firmaron la Declaración de Montevideo mediante la cual, ambos países se comprometían a un inmediato y efectivo cese de hostilidades, reafirmando el proceso iniciado el 17 de febrero de 1995 en Itamaraty, haciéndolo esta vez en los siguientes términos:
«Los cancilleres de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro reunidos en Montevideo el 28 de febrero de 1995, mantuvieron conversaciones con los cancilleres del Ecuador y del Perú como consecuencia de las cuales:
- Las Partes agradecen a los países garantes por la iniciativa de este encuentro en Montevideo cuya realización demuestra, por sí misma, su disposición al diálogo constructivo con el objetivo de consolidar la paz mediante el pleno cumplimiento de la Declaración de Paz de Itamaraty, del 17 de febrero de 1995, en una dinámica de buena fe y fomento de confianza.
- Las Partes reiteran su compromiso con el inmediato y efectivo cese del fuego formalizado en dicha Declaración.
- Las Partes agradecen la iniciativa de los países garantes de disponer la presencia inmediata de sus observadores y representantes en el área, lo que permitirá supervisar el cese del fuego así como la concentración de fuerzas en los puntos acordados previamente: Congos (Ecuador) y PV1 (Perú).
- Los países garantes reiteran su compromiso de seguir cumpliendo las obligaciones que para ellos emanan del Protocolo de Río de Janeiro, contribuyendo así al acercamiento de las Partes y a la plena consolidación de la paz entre el Ecuador y el Perú.
Al finalizar el año 1997, el último avance conseguido en el proceso de pacificación se cerró el 27 de noviembre del referido año con la firma de una declaración de cuatro puntos en Brasilia, en donde Ecuador y Perú «se comprometieron a examinar el estudio de un tratado de comercio y navegación en los términos previstos en el Art. VI del Protocolo de Río de Janeiro de 1942».
Acta de Brasilia
Observadores de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro se desplazan hasta la zona del conflicto. El 2 de marzo, tras cinco semanas en enfrentamientos y escaramuzas, terminan los combates. Hay numerosos heridos y muertos por ambos lados. Durante el proceso de negociación, ambas partes ceden terreno, dejando a un lado sus posiciones extremas; el Ecuador reconoce la «parcialidad» de la inejecutabilidad del protocolo de Río y por consiguiente reconoce la autoridad del susodicho. El Perú, por su parte, reconoce por primera vez la existencia de una disputa y la necesidad de una revisión de los impases del protocolo de Río.
Los impases existentes se pueden resumir en cuatro puntos:
- Inejecutabilidad parcial del Protocolo de Río de Janeiro por la inexistencia del divisor de aguas entre los ríos Zamora y Santiago.
- Problemas de demarcación:
- a) Sector Cucumaza Bumbuisa y el Yaupi Santiago.
- b) Sector Lagartococha-Güepí.
- Problemas que generan los cortes de los ríos por las líneas geodésicas. Problema en el río Napo, Sector Yasuní-Aguarico.
- Canal del Zarumilla.
Tras una casi fallida ronda de negociaciones, la diplomacia condujo al acuerdo de Brasilia, el 24 de octubre de 1998, firmado por el presidente peruano Alberto Fujimori y su colega ecuatoriano Jamil Mahuad. Los países garantes (Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América) resolvieron que las altas cumbres de la cordillera del Cóndor y la región de Tiwinza, de 20 Km², pertenece al Perú, se concede al Ecuador 1 km² de Tiwinza como propiedad privada bajo la legislación privada del Perú, con la excepción de que esta propiedad nunca podrá ser expropiada del Ecuador, se la usará para realizar actos conmemorativos y no militares. A todo aquel que nazca en Tiwinza se le considerará peruano. El Perú deberá garantizar el derecho perpetuo de libre navegación por el río Amazonas y sus afluentes septentrionales, establecido en el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro del 29 de enero de 1942, habiendo recibido, además, un permiso por 50 años para establecer dos embarcaderos comerciales, cada uno de 150 hectáreas, y libres de impuestos. Estos embarcaderos serán administrados por las empresas que designe el Ecuador, pero tendrán que ser registradas bajo la legislación peruana. Un parque binacional ecológico, aún por implementar, sería la representación de la paz entre ambos países hermanos. También se establecieron los nuevos hitos en el sector de Lagartococha – Güeppi y en Cusumasa-Bumbuiza y Yaupi-Santiago en la cordillera de los andes, quedando la base Teniente Ortiz en el Ecuador y el Puesto Pachacútec en el Perú.
En mayo de 1999, de forma conjunta, finalmente se colocó el último hito, de 30 en total, 23 de ellos en el tramo de 78 km de frontera no demarcada en la Cordillera del Cóndor.
Pérdidas económicas y bajas militares
A pesar de que fue un conflicto corto de 5 semanas las pérdidas económicas fueron muy altas tanto para el Perú como para el Ecuador, «en Ecuador el ministro de finanzas Modesto Correa estimó el costo directo de la guerra en 250 millones de dólares lo que equivalía al 1% del PIB del Ecuador añadiendo también un egreso de 3 millones de dólares diarios a causa de la presencia de la Momep mientras que el Perú en cambio perdió 400 millones de dólares durante el conflicto, relacionados con el costo de movilización de las tropas y el costo de reposición del equipo perdido. Sin contar con la carrera armamentista que se desataría en los próximos años hasta la firma de paz.
La cifra oficial de muertos varía según la versión de cada país, Ecuador informó en primera instancia oficialmente la muerte de 33 soldados y 70 heridos. En la actualidad, la Asociación de ex Combatientes del Cenepa registra 131 afectados, 44 soldados perdieron total o parcialmente sus piernas; 2 con mutilaciones en sus brazos; 7 tienen problemas auditivos y 78 sufren de psicosis de guerra y esquizofrenia. La memoria de los soldados caídos se inmortalizó en monumentos, bustos y nombres de escuelas y colegios, en los lugares donde eran oriundos.
Por parte del Perú ha habido un aire de hermetismo en este tema aunque al final se ha reconocido la muerte de 60 de sus soldados, esta situación se ha visto reflejada en los miembros caídos en acción que nunca han sido indemnizados. Según el presidente de la Asociación Nacional de Licenciados y Ex Combatientes de los Conflictos Armados en el Perú (Analccap) Luis Lapa Espinoza solo en la región Arequipa se han identificado a 100 ex combatientes de la guerra del Cenepa que están olvidados por las autoridades. Muchos, además de las dolencias físicas, presentan trastornos psicológicos que no pueden ser tratados porque carecen de seguro de salud. La Asociación de ex combatientes del Cenepa llevan además más de 17 años de lucha por traer el cuerpo de seres queridos los cuales al menos 4 habrían sido abandonados en el campo de batalla a lo cual la viuda del combatiente caído Wilson Cisneros se lamenta:
«Wilson amaba a su institución y no quería hacerla quedar mal yendo a los medios, pero ya no puedo más»
Es difícil establecer si hubo un ocultamiento de la verdad por parte de los dos países. Según algunos estimativos de organizaciones no gubernamentales hablan de una cifra total de 500 muertos sumados en ambos bandos, mientras que otros centros de documentación hablan de una cifra de 120 muertos.
En cuanto a pérdidas de aeronaves por el lado peruano, comprobadamente, fueron las siguientes:
- 2 aviones supersónicos Su-22 perdidos en acción de armas.
- Un avión A-37 derribado en combate.
- 1 avión Camberra B (I) Mk.8.
- Un helicóptero de ataque MIL MI-25 Hind D el 7 de febrero de 1995, aproximadamente a las 14:30 horas por fuego antiaéreo, muriendo el Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva y su tripulación.
- Un helicóptero MI-8T EP 547 el 29 de enero de 1995, a las 13:35 horas, muriendo el Mayor de Artillería Luis Alberto García Rojas y su tripulación tras ser alcanzado el helicóptero por un misil.
- Un helicópteros MI-8T EP 547 13 de febrero de 1995, derribado por un misil antiaéreo, el Teniente Coronel de Infantería Néstor G. Escudero Otero fallecería a causa de sus heridas llegando a sobrevivir su tripulación tras 10 días perdidos en la selva.
Además la FAP informó la avería de un helicóptero TWIN BELL 212 ocurrida el 28 de febrero de 1995 a las 09.00 a.m. el cual recibió varios impactos de bala en el tanque de combustible, resultando herido un miembro de la tripulación.
Ecuador oficialmente reporto las siguientes pérdidas de material bélico:
- Un avión T33 en un accidente en Manta.
- 1 aviones A37 y posiblemente un kfir reparados y reincorporados a su flota.
- 1 Helicóptero Gazelle siniestrado en circunstancias indeterminadas fuera de la zona de conflicto.