Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

Danza el inca y sus pallas

Danza el inca y sus pallas

La danza el inca y sus pallas se baila en Marca provincia de Recuay, departamento de Áncash, del 8 al 13 de agosto de cada año, durante la fiesta patronal de San Lorenzo, pero por su prestigio en la zona, así como en otras provincias y regiones, es posible apreciarla en diversos eventos pertenecientes al calendario cívico local.

Los personajes que componen la comparsa de la danza el inca y sus pallas asumen diferentes roles y funciones. Los miembros del conjunto o comparsa de la danza son los siguientes:

El inca, que representa al líder político, militar y religioso del Tawantinsuyo, con carácter semidivino por estar vinculado al dios sol y ser venerado por la población de aquel entonces; representa también al curaca de Marca. Es el personaje principal de la comparsa y va vestido con una capa bordada con hilos dorados y plateados. Lleva una pesada corona de plata o metal plateado con incrustaciones de piedras, un cetro en la mano con paños de seda como símbolo de su poder y una pequeña hacha. Es el encargado de contratar una orquesta de música vernacular, compuesta por un arpista, dos o tres violinistas, saxofones, trompetas y clarinete, la cual algunas veces es reemplazada por una banda.

Rumiñahui, es jefe del Estado mayor del ejército del inca, además de bailar, se encarga de organizar a las pallas en los diferentes momentos de la danza, así como de dirigir a la orquesta.

El capitán Pizarro, quien representa al conquistador Francisco Pizarro, baila junto a sus pajes o socios de la Conquista al son de la música ejecutada por un conjunto musical, al cual la persona que hace de este personaje contrata. El capitán Pizarro y los socios de la Conquista visten con terno y cada uno lleva una espada.

Las pallas, mujeres jóvenes, entre 15 y 18 años, que representan a cada ayllu o barrio del distrito. En la comparsa participan entre 4 y 8 pallas, las cuales bailan y cantan los llamados traslados o versos cantados mientras van batiendo sus pañoletas multicolores.

Sus cantos son también conocidos como qaya y se interpretan con tono ceremonial y sacro, a capela, intercalándose con la música de la orquesta. Los emotivos cantos de las pallas aluden al antiguo poder y la gloria del inca y las pallas, la devoción por el patrón San Lorenzo y el agradecimiento a los mayordomos de la fiesta patronal; juntando así la época prehispánica, la época colonial con la doctrina católica y el momento contemporáneo de la fiesta.

Así mismo, las pallas mencionan a los otros personajes de la comparsa, presentan las diferentes mudanzas e invitan a realizarlos de manera secuencial. De esta manera, en los cantos de las pallas diversos episodios, épocas y personajes conviven juntos en el presente, en la celebración.

Estos cantos han perdurado a través del tiempo gracias a su transmisión de generación en generación. De acuerdo a la tradición, las mujeres de Marca bailan como pallas, en honor a San Lorenzo, solo una vez en su vida, y no todas las mujeres jóvenes del distrito bailan en la danza como pallas. Cada año, las pallas son escogidas, según su canto y baile, por los mayordomos que asumen el cargo para la fiesta de ese año, o por el inca. Las jóvenes se presentan en actividades de diversas instituciones provinciales tanto en Marca como en Lima, y es en estos espacios en que, luciendo sus atributos artísticos, son seleccionadas para formar parte de la comparsa de ese año. Sucede algunas veces, como parte de la tradición, en que el inca o algún joven asistente a la celebración, se enamora de alguna palla y se escapan juntos, para luego volver al pueblo y casarse.

Las pallas visten con cañuti, o falda larga bordada, con abertura adelante; una blusa adornada con trencillas y blondas; una lliclla de color granate, rosado o azul con una cinta labrada o de terciopelo y de la cual penden varias tiras de donde cuelgan entre 30 y 40 monedas antiguas como símbolo de riqueza, una pomposa remanga blanca que cubre ambos brazos, hecha de tela toqullo y previamente almidonada; y un sombrero de paja con cinta de terciopelo donde se colocan flores artificiales, el cual se protege con un velo de color. La palla se acicala con sortijas, aretes, collares, prendedores y brazaletes, y lleva un tocado muy colorido y con incrustaciones que se denomina vincha y que tiene un cerquillo de perlas que le cubre los ojos. En sus manos y en la cintura lleva pañuelos de diferentes colores con los que invita a bailar a los espectadores. Usa zapatos negros, cerrados y de taco.

Las ñustas representan a las hijas del inca, son escogidas por él pero, ocasionalmente y de manera excepcional, algún mayordomo las designa. En la comparsa participan cuatro ñustas, niñas de 6 a 8 años de edad que van vestidas igual que las pallas.

El aukish representa al anciano o consejero. Va vestido con un poncho, usa una máscara de negrito hecha de cuero, un sombrero y una banda con porongos o pequeñas vasijas que cuelgan, cruzada en el pecho. Su función en la comparsa es mantener el orden y abrir el paso con un látigo que golpea contra el suelo ahuyentando a los curiosos que se acercan a molestar. Resguarda a todos los personajes, en especial a las ñustas y a las pallas.

Cada integrante de la comparsa tiene como acompañamiento a un llukcash, persona encargada de dar apoyo cuando lo necesitan. El llukcash ayuda a vestirse, cuida el vestuario, las alhajas y la indumentaria. Las llukcash son responsables de que la presentación de su personaje a cargo sea impecable y pueden encargarse de asumir esta función las madres, esposas, hijas o cualquier mujer de confianza del miembro del elenco. Ellas no son parte de la danza el inca y sus pallas pero están cada vez que esta se presenta y su vestimenta es normal.

La danza el inca y sus pallas constan de diferentes partes o mudanzas, cada una con estilo, coreografía y cantos distintos:

Pasacalle o desplazamiento: Momento que se inicia en la casa del inca, en el cual las pallas le cantan evocando la grandeza del Tawantinsuyo mientras el inca, sentado en su trono, empieza a mover lentamente sus pies. Una vez satisfecho por el canto de las pallas, el inca se levanta del trono y empieza a recorrer las calles del pueblo.

Durante el pasacalle la comparsa se desplaza con actitud solemne. El aukish va por delante guiando al grupo y abriendo paso con latigazos; las pallas van cantando, evocando los caminos del Tawantinsuyo o qhapaq ñan y al mismo tiempo conmemorando a San Lorenzo.

Adoración: Momento solemne de ofrenda al patrón San Lorenzo y ocasión para recibir sus bendiciones. La comparsa danza acompañada por la música de la orquesta y por los cantos de las pallas que evocan el sacrificio y martirio de San Lorenzo por salvar a los cristianos.

Se forma una coreografía en dos filas, una encabezada por el inca y la otra por el rumiñahui. Presentación. Momento que simboliza el saludo, la veneración y la reafirmación de la fe a San Lorenzo, mientras personajes de la danza y autoridades del pueblo ofrecen sus ofrendas al santo patrón. Las pallas cantan introduciendo a cada uno de los que se presenta frente a San Lorenzo y acompañan así este ritual. La coreografía, tanto en la adoración como en la presentación es muy similar y consiste en la inclinación de las rodillas, tres veces hacia adelante y tres veces hacia atrás.

Huayno del inca: Momento de mucho movimiento y lleno de colorido donde el inca y rumiñahui danzan en contrapunto, ubicados frente a frente; las pallas en círculo danzan al compás del movimiento del pañuelo que llevan en la mano y se saludan entre ellas; las ñustas van al lado del inca y el aukish baila rotando entre los personajes con actitud vigilante y haciendo sonar los porongos que lleva. Las pallas van cantando canciones alusivas a la devoción por San Lorenzo, al poderío del inca, a la riqueza del Tawantinsuyo y de la naturaleza.

Pinkichi: Momento de reconocimiento y saludo al mayordomo de la Fiesta del Patrón San Lorenzo de Marca, así como de reencuentro de las personas. Pinkichi en quechua significa saltar con la punta del pie. En esta mudanza, que se desarrolla en círculo, el inca le entrega a la esposa del mayordomo su hacha invitándola a bailar, igualmente la palla invita al mayordomo a bailar poniéndole su pañuelo. Finalmente, se completa la coreografía invitando al público a participar y todos van cambiando de pareja hasta encontrarse nuevamente con su pareja inicial. Se le conoce como el baile del galanteo o enamoramiento de las pallas, ya que ha sucedido en algunas oportunidades que las mujeres participantes en esta mudanza conocieron y se enamoraron de sus futuros esposos.

Puklle pampa (en quechua jugar en suelo llano): Se desarrolla en una columna encabezada por el inca y rumiñahui y consta de cinco números en los cuales los miembros de la comparsa forman coreografías a manera de juego: la entradilla; la trenzadilla; el corazón; la rueda y la lucida plaza. En este último número los personajes de la danza, los mayordomos y los funcionarios se entrecruzan velozmente divididos en dos grupos, varones y mujeres. Cada número tiene su propio canto ejecutado por las pallas.

En esta mudanza los pasos son más ligeros que en las anteriores y, al finalizar los números, se baila un huayno con la pareja que se eligió en el pinkichi. La orquesta toca una chuscada, huayno popular de la región que es bailado por los integrantes de la comparsa y el público asistente, las pallas invitan a bailar a los presentes. Una vez terminado el baile, la pareja debe colocar dinero en la pañoleta de la palla y acompañarla en el retorno a su lugar.

Cuadrilla, también conocida como baile señorial por su coreografía elegante y muy galante. Esta mudanza se caracteriza por el contrapunto entre parejas y la sincronización en los pasos con gran destreza. Se realiza sin el canto de las pallas, solo con el acompañamiento de la música de la orquesta. La cuadrilla generalmente tiene diez números: el saludo; el número 8; la tabla chica; el mando; la rueda molino de hombres; la rueda molino de mujeres; la tabla grande; la rueda de abrazos; la rueda de pasamanos y la amistada o huayno final, momento en que el inca y sus pallas bailan con el público. El inca y rumiñahui, con sus respectivas parejas, son los primeros en presentar los pasos de cada número en el orden que corresponde, como demostración para que luego las demás parejas los sigan. Esta mudanza tiene una larga duración y se conoce por la búsqueda de la limpieza y perfección en cada uno de sus pasos.

Un momento significativo de la fiesta es la escenificación, en la plaza de toros del pueblo y por parte de la comparsa el inca y sus pallas, de la captura y muerte del inca Atahualpa.

El capitán Pizarro y los socios de la Conquista realizan una persecución al inca en medio de una fuerte resistencia de rumiñahui, las pallas, las ñustas y el aukish. Luego de capturar al inca, se escenifica su muerte. Los capitanes simulan atravesar sus espadas por el cuerpo del inca, su vestuario se tiñe de un líquido que simula ser sangre, rumiñahui presencia el acto con actitud de nostalgia y dolor, y las pallas lloran ubicadas alrededor del cuerpo de su soberano, al cual le quitan su corona, el cetro y la pequeña hacha. Se reparte chicha morada y vino entre los asistentes como símbolo de la sangre del inca muerto. La escenificación de el inca y sus pallas finaliza con el canto de huaynos melancólicos.

Mediante la danza el inca y sus pallas, el pueblo de Marca realiza su propia interpretación de sucesos históricos que involucran y conciernen directamente a las poblaciones andinas.

La performance, tanto al momento de las diferentes mudanzas como de la escenificación de la Captura y muerte de Atahualpa, expresa mensajes con una fuerte carga simbólica, con los cuales esta representación establece igualmente un diálogo con el público presente.

La danza el inca y sus pallas es por tanto parte de la memoria colectiva local, que se renueva cada año y constituye un referente importante de su identidad. Sin embargo, esta representación de un evento histórico se proyecta también al mundo actual, no sólo porque da una explicación a la situación históricamente subalterna de la población andina, sino porque supone que la situación se sigue reproduciendo en la actualidad. Esto puede inferirse del hecho de que los conquistadores vistan un moderno traje formal de terno, que identifica al poblador urbano con poder político y económico, lo que indicaría una equivalencia entre el conquistador y los sectores dominantes de hoy.

Pero la danza el inca y sus pallas plantea también una convivencia y un diálogo entre los dos mundos, el andino y el occidental, cuyo entendimiento tiene un momento de quiebre en la escenificación de la captura y muerte de Atahualpa pero que es recuperado posteriormente con el baile final, si bien expresando nostalgia por el pasado.

Este entendimiento no impide una mirada crítica de la historia y del momento actual; así como la fe y devoción a San Lorenzo no desplaza a los personajes y elementos andinos presentados como centrales, con gran orgullo y respeto en esta tradición. Se trata finalmente de una confluencia de elementos católicos y andinos propia de este pueblo y que constituye el referente de su identidad.

Para los portadores de esta tradición, la danza el inca y sus pallas es, desde hace muchos años, la expresión emblemática de su cultura y de su identidad.

Esta tradición se ha mantenido viva se presenta en aniversarios de instituciones de la zona, concursos y fiestas patronales de otras provincias. Todo ello da cuenta del impacto que tiene esta danza y de su trascendencia a nivel local y regional.

La danza el inca y sus pallas fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación a través de la Resolución Viceministerial 044-2014-VMPCIC-MC con fecha del 19 de mayo de 2014. Por tratarse de una tradición con gran contenido simbólico y artístico, que constituye un referente de la identidad local, y en cuya recreación de sucesos históricos se expresa una mirada afectiva e ideológica de los elementos, tanto de origen andino como europeo, presentes en la danza.

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