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Danza la pandilla puneña

Danza la pandilla puneña

Danza la pandilla puneña constituye un género nacido hace más de un siglo de las entrañas de la vida cultural del sector mestizo urbano de la capital de Puno, y ha tenido desde entonces una larga y fructífera trayectoria en diversos campos del folclor y la identidad puneña.

La danza pandilla puneña constituye un género dancístico y musical que consiste en un baile de parejas que evolucionan según una serie de pasos en general discretos y elegantes, con el acompañamiento de la formación musical conocida como «estudiantina», conjunto conformado por diversos instrumentos de cuerda, sin percusión y a veces acompañados de instrumentos de viento como flautas y/o acordeón.

Las comparsas de baile tienen un traje característico que señala su origen en los sectores mestizos conocidos como «cholos», antiguamente el estrato medio de la ciudad de Puno a inicios del siglo XX.

La pandilla puneña nació como parte de las fiestas del carnaval, en concreto de los bailes celebrados en los últimos días a partir del miércoles de ceniza.

Danza la pandilla puneña se interpretó originalmente en la costumbre del «paseo campestre de carnaval», salidas de la ciudad al campo por lugares y días señalados, costumbre que llegó a oficializarse por disposición municipal en los programas de festejos. Estos eran originalmente el miércoles de ceniza en las inmediaciones del Arco Deustua, el jueves en las riberas del lago Titicaca, el viernes en el cerro Huaqsapata, el sábado y domingo en los kacharparis o despedidas del carnaval, y en el entierro del patrón del carnaval (Ño carnavalón) del lunes. Estas han sido ocasiones para que los grupos de parientes y amigos y las asociaciones organicen reuniones sociales en las afueras de la ciudad, con baile, comida y bebida, formando parte de ello las estudiantinas y los conjuntos de pandilla. La pandilla posteriormente se ha representado solo los viernes y domingos del carnaval.

El lingüista Julián Palacios atribuye la creación de la Danza la pandilla puneña a Manuel Montesinos, a partir de la creación por iniciativa suya de una estudiantina formada por instrumentos de cuerda (mandolina, bandurrias, guitarras, guitarrón y charango), acompañados por acordeón y quena, formación musical característica de la ciudad de Puno y su área de influencia. La esposa de Montesinos, Petronila Vásquez, organizó los primeros grupos de «pandilla» como grupos de varones y mujeres que bailarían en pareja al son de los huaynos o huayños como se les conocía en Puno, interpretados por la estudiantina organizada por Montesinos. Esta iniciativa data de 1907.

Esta iniciativa se hizo progresivamente más compleja, al delegar los gastos de esta nueva forma de celebrar el carnaval a los participantes, enriquecer la vestimenta y la coreografía con diversas influencias e iniciativas particulares respecto de la música, la organización del baile, la coreografía y la vestimenta característica para varones y mujeres.

Tales aportes dan a la pandilla su forma definitiva ya en 1919. Inspiradas en la formación organizada por Montesinos, aparecen en las décadas siguientes numerosas estudiantinas en la ciudad de Puno como la Sociedad Progreso, la Sociedad Filarmónica, el Centro Musical Puno, la Sociedad Musical Lira Carolina, el Conjunto Masías de Arte Vernacular, la Sociedad Vernacular Orkopata, las estudiantinas Magisterial, Cuentas, Dunker, Lira PunoUnión Puno y el Centro Vernacular de Arte Nativo los íntimos, entre muchas otras.

Este género y el conjunto musical asociado no se hicieron conocidos fuera de Puno hasta la década de 1960, cuando el Instituto de Arte Americano de Puno, bajo la dirección de Enrique Cuentas Ormachea, organizó la primera gira de la Embajada Folklórica Puneña, conformada por la Agrupación Puno de Arte, Folklore y Teatro (APAFIT) y el Centro Musical Theodoro Valcárcel, agrupación musical que desde entonces contó con una respuesta clamorosa en la ciudad de Lima.

La coreografía de la Danza la pandilla puneña consiste en una serie de pasos llamados figuras o mudanzas, en los que prima la elegancia en la relación, siempre discreta, de las parejas comandadas por el bastonero, elegido por lo general por ser el más experimentado que forma la primera pareja con la integrante igualmente más completa en este arte. El bastonero tiene la función de señalar el paso de una mudanza a otra, indicando con voz de orden el paso a seguir.

La vestimenta de esta Danza la pandilla puneña refleja sus orígenes en la población mestiza de clase media puneña, en ella el traje típico del que fue el estrato cholo incluye algunos elementos españoles inspirados en los propios del sector pudiente, como los materiales finos, en una interesante combinación de procedencias.

El traje de la mujer, más enraizado en la tradición, está compuesto por una blusa de seda de colores claros y orlada de encajes; un «mantón de pecho», pollera de terciopelo, enaguas con encajes finos medias de seda, sombrero de hongo de paño, botines de medía caña, usualmente blancos, con tacones y punta. El traje del varón está compuesto por camisa, pantalón, saco y corbata, más un chal envuelto al cuello y un mantón de seda. Ambos sexos llevan un pañuelo blanco en la mano derecha.

La música de esta Danza la pandilla puneña es una variedad de huayno, llamada wayño o huayño pandillero, cuya ejecución está a cargo de la estudiantina, formación musical integrada por mandolinas, guitarras, guitarrón, charango (quirqui o chillador), acordeón y eventualmente dos quenas. Esta formación se ha mantenido evitando las variaciones que pudieran desvirtuar su particular sonoridad.

Es así que en los concursos se establece que únicamente se admiten instrumentos cuerda o nativos, no dando lugar a instrumentos de percusión, de metal ni y electrónicos.

Las letras de los huayños pandilleros muestran que esta manifestación es una expresión y vehículo de identidad regional desde la perspectiva de su grupo de origen, que se ha generalizado conforme a la sociedad puneña ha pasado por un proceso de urbanización y de relativa democratización.

Las canciones tratan del paisaje puneño, del anhelo por la mujer amada y de la alegría de participar en el baile.

El 20 de agosto de 2012, Danza la pandilla puneña fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación como lo señala la Resolución Viceministerial Nro. 046-2012-VMPCIC-MC.

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