El acuario y sus accesorios 1
A la hora de elegir un acuario lo primero que ha de tener en cuenta es que lo mejor es comprarlo lo más grande posible. Además, los simples (y quizás anticuados) acuarios de forma rectangular son infinitamente mejores que los «de diseño» con formas redondeadas, irregulares, etc., que solamente tienen en cuenta la estética (?) y se olvidan de las cuestiones prácticas.
Un acuario grande ofrece numerosas ventajas:
- Es más fácil mantener estable la calidad del agua, y por lo tanto, se reduce el mantenimiento rutinario.
- La temperatura se mantiene más constante. En el caso de un corte de fluido eléctrico, el agua no se enfría tan rápidamente como en un acuario pequeño. Sus gastos de calefacción son proporcionalmente inferiores a los de un acuario pequeño.
- Su espacio interior permite crear una decoración más atractiva y se pueden camuflar fácilmente los aparatos tales como filtro interno, calentador, etc.
- Puede albergar más peces.
- Su efecto decorativo es más impactante.
Todos estos aspectos se refieren al típico acuario doméstico decorativo. Los criadores emplean acuarios más pequeños para la reproducción de sus guppys, así como para la cuarentena y en tratamiento de posibles enfermedades. Por regla general, los acuarios más caros suelen tener también una vida útil más larga y están construidos con vidrios de mejor calidad que los baratos. Para el aficionado que se inicia con los guppys suele ser suficiente con un acuario de 60 a 120 litros de capacidad. Pero si lo desea, nada le impide hacerse con uno de mayor capacidad. Sin embargo, no debe olvidar que el agua pesa mucho y que y que necesitará un soporte capaz de aguantar perfectamente el peso del acuario lleno.
Para calcular el volumen y el peso de cualquier acuario puede emplear las siguientes fórmulas: Volumen = Longitud x Anchura x Altura
Si las longitudes se expresan en decímetros, el volumen se obtendrá en litros.
Supongamos que el acuario mide 100cm x 40cm x 50cm.
Volumen = 10dm x 4dm x 5dm = 200 litros.
Por lo tanto, el agua contenida en él pesará unos 200kg, a los que habrá que sumar el peso del acuario en sí, más el de la gravilla, las rocas, aparatos, etc., con lo que el peso final puede llegar a incrementarse en un 25-30% con respecto al del agua. Este acuario de 200 litros pesaría, completo, unos 250-260 kilos. Y éste es el peso que se debe tener en cuenta a la hora de elegir el soporte adecuado.
Al elegir el acuario es mejor decidirse por uno que ya incorpore una tapa con pantalla de iluminación integrada.
Resumen
Población del acuario
La población máxima que es capaz de soportar un acuario viene determinada por varios factores. Los principales son éstos:
- Temperatura del agua: Cuanto más fría esté, más oxígeno podrá contener en su seno.
- Su grado de limpieza: El agua sucia contiene menos oxígeno que la limpia.
- El tamaño de los peces: Cuantos mayores sean, más oxígeno consumirán.
- La actividad de los peces: Cuantos más activos sean, más oxígeno necesitarán. (La temperatura también influye en el grado de actividad.)
- La cantidad de plantas: Las plantas naturales consumen oxígeno durante la noche, pero no constituyen un factor determinante pues lo desprenden durante las horas diurnas.
- La composición química del agua: Ésta afecta tanto a la cantidad de oxígeno que puede disolver como a la actividad y la frecuencia respiratoria de los peces.
- Superficie de contacto del agua con el aire: El oxígeno atmosférico se disuelve en el agua a través de su superficie de contacto.
Para efectos prácticos, podemos considerar que la profundidad del acuario no es un factor limitante. Proporciona más espacio para los peces y las plantas, y afecta a la cantidad de luz que puede llegar a los niveles inferiores del acuario. En acuarios muy altos y sin aparatos que produzcan una correcta circulación del agua podría llegar a producirse una estratificación de temperaturas.
Claro que si hubiera que tener estrictamente en cuenta todos estos factores podríamos hacernos un tremendo lío a la hora de calcular la población del acuario. Por suerte, los acuarófilos han establecido una regla práctica que funciona estupendamente en la mayoría de los casos. En un acuario normal y correctamente mantenido, se pueden colocar peces a razón de 2,5cm de pez (sin contar la cola) por cada 4 litros de agua, o 2,5cm de pez por cada 80cm2 de superficie.
Por ejemplo, un acuario de 100x40x50cm tiene una superficie de 4.000cm2, por lo que podrá contener 125cm de peces. Si suponemos que la longitud media de los guppys es de 4cm (promediando machos y hembras), veremos que en nuestro acuario podríamos colocar unos 31 ejemplares. Si se colocan ejemplares juveniles se puede aumentar el número, pero habrá que trasladarlos a otros acuarios a medida que vayan creciendo para evitar que el acuario peque de superpoblación.
Estos niveles de población pueden parecer bastante bajos, y vale la pena que los analicemos algo más. En esta regla práctica se presupone que el acuario no cuenta con ningún material técnico auxiliar y que se mantiene en un equilibrio biológico (lo cual es casi imposible que suceda) en el que únicamente se efectúan cambios parciales de agua. En la práctica se puede aumentar notablemente la población si se incrementa la concentración de oxígeno del agua y se eliminan los detritos y excrementos.
Esto puede conseguirse mediante la aireación y filtración del agua, pero hay que tener en cuenta que si los aparatos dejasen de funcionar (por avería o por corte de fluido eléctrico), las condiciones del acuario se deteriorarían rápidamente y cuanto menor sea el acuario, antes surgirán los problemas graves.
Los acuariófilos prudentes nunca corren el riesgo de superpoblar sus acuarios por el hecho de disponer de unos aparatos que teóricamente les permitan hacerlo. Lo ideal es mantenerse en un término medio, es decir, incluir algunos peces de más pero sin llegar a los extremos en que se podrían crear situaciones de estrés y de violencia, a la vez que se forzaría la capacidad del filtro.
Aireación
La función del aireador consiste en agitar la superficie del agua a base de hacer ascender burbujas de aire desde uno o más difusores conectados a una pequeña bomba de aire. El resultado es un flujo ascendente de burbujas que rompen constantemente la superficie del agua. Este movimiento crea pequeñas olas que son las que aumentan la superficie de contacto con el aire y permiten una mayor difusión del oxígeno.
Visto esto, nos daremos cuenta de que existe un error muy generalizado acerca de estas burbujas. El agua no absorbe nada (o casi nada) del aire contenido en esas burbujas, y solamente cuenta el efecto que generan en la superficie. Al ascender, las burbujas crean un efecto secundario, pues arrastran agua tras ellas y generan una corriente de agua ascendente. Esto hace que los gases en disolución asciendan a la superficie y se eliminen, creando una circulación de agua a la que también contribuirá el calentador del acuario.
El tamaño de las burbujas tiene una cierta importancia. Si son demasiado grandes ascienden muy deprisa y no pueden arrastrar agua tras ellas, y si son demasiado pequeñas no llevan suficiente aire como para agitar la superficie y no generan una correcta circulación del agua. Para obtener el equilibrio correcto suele ser necesario experimentar un poco.
Una aireación correcta puede permitir duplicar el número de peces del acuario, pero también se puede emplear para crear un efecto decorativo. Los difusores preferidos suelen ser los de cerámica porosa. Pueden ser pequeños o grandes, para crear uno o varios chorros de burbujas. Pueden camuflarse discretamente en la parte trasera del acuario, o emplearse como ornamento.
Existen dos tipos básicos de bombas de aire: de membrana o de pistón. Las de membrana son las más económicas y populares. La bomba deberá colocarse en un lugar más elevado que el acuario para evitar que se produzca un efecto de sifón (con la consiguiente inundación) en caso de avería o apagón. Puede estar colgada o colocada sobre una superficie antideslizante, de lo contrario, sus vibraciones harían un cierto ruido y el aparato tendría tendencia a moverse. Hay bombas de muchos tamaños, en función del caudal de agua que sean capaces de proporcionar. En algunos modelos se controla el flujo mediante un botón, y en otros con una pinza que presiona el tubo de aire.