Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

Leyenda del Santuario de Cocharcas

Leyenda del Santuario de Cocharcas
Leyenda de Ápurimac del Santuario de Cocharcas cuenta el origen de este santuario que lo inicia un indio llamado Sebastián Quimichi, nacido en Cocharcas., Provincia de Chinchero en Andahuaylas.

Sebastián era bueno, honrado y trabajador, pero había nacido con una enfermedad congénita que lo inválido, viviendo de la caridad de las personas. Sebastián no deseando ser una carga, salió de Cocharcas (Andahuaylas) con rumbo al Cusco, con la esperanza de trabajar en esa ciudad, pero con poca suerte, pues por ser impedido físicamente, muy pocos le daban trabajo.

No obstante pasa por muchas penalidades, Sebastián nunca perdió la fe en Dios ni en los hombres y en esos instantes aciagos, una india de nombre Inés le aconsejo que fuera al Santuario de Copacabana y que le pidiera a la Virgen, que le ayudara a calmar sus padecimientos.

Sebastián no lo sabía, pero había sido marcado por la Santísima Virgen como instrumento de su amor a esas regiones que recién recibían la luz del evangelio, pues Dios usa a las personas más modestas, para hacer su voluntad.

Una vez en Copacabana, la Virgen le concedió el milagro de curarlo de su invalidez. Entonces feliz de haber encontrado esta gracia, quiso estar cerca de la Virgen y pidió trabajo en el Santuario, realizando labores como personal de limpieza, portero, campanero, etc.

Diez años después Sebastián decide regresar a su pueblo, pidiendo como pago de sus servicios se le concediera una réplica de la imagen de la Candelaria, para llevarla a su pueblo natal y fomentar su culto en gratitud al milagro que había alcanzado tan generosamente.

Sucede que esos momentos, estaba en Copacabana, visitando el Santuario de la virgen, un buen clérigo argentino de nombre Hermano Camargo, quien al conocer la historia de Sebastián, le encargo a Tito Yupanqui, escultor que había hecho el original, para que realice dos copias, una de tamaño natural y otra de 50 cm, con la idea de llevarla a todos los pueblos, para promover su culto y pedir limosna para la construcción de su santuario.

Ya terminadas las réplicas de tan hermosa escultura, Sebastián regreso orgulloso a su pueblo de Cocharcas en Andahuaylas, donde con las limosnas obtenidas en el trayecto, comenzaron a levantar un santuario, que una vez terminando y por disposición del primer Obispo Ayacucho Fray Agustín Carvo, señala como inicio del culto en honor a la Virgen un 8 de Setiembre de 1598, en lugar del 02 de febrero, pues este mes es de temporada de lluvias y crecida de los ríos, haciendo difícil y peligrosa la concurrencia de peregrinos.

Monseñor Fidel Olivas Escuderos, Obispo de Ayacucho, deseando hacer crecer el culto a la Mamacha Cocharcas, mando hacer un diminuta imagen de la Virgen de Cocharcas, con la piedra llamada Huamanga, conduciendo esta pequeña imagen por toda la región del Mantaro, donde los indios la veneraban, danzaban y daban limosnas para hacer su santuario.

Es por esto que se supone que esta imagen fue traída a esta región para recoger la limosna y por causa desconocida, tal vez por robo o por muerte del que la trasladaba, quedo al pie del cerro del barrio Llamus (hoy anexo de Cocharcas), en una vertiente de agua cristalina, que no deja de brotar. Una vez encontrada tan bella imagen fue trasladada a la Iglesia de Sapallanga, sin que se pueda precisar la fecha, pero la tradición asegura que esto ocurrió hace más de 300 años.

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