Museo Bolivariano de Pativilca
El museo corresponde a una casona donde permaneció durante un tiempo el libertador Simón Bolívar, y en la cual fundó el diario El Peruano. Allí se muestra el mobiliario de la época y la imprenta donde se editaron los primeros diarios.
- Dirección: Calle Bolívar s/n a 500 metros de la Plaza de Armas de Pativilca
- Teléfonos: (01) 2363424 / (01) 2388093
- Email: [email protected]
Resumen
Horario de visita
- Lunes a sábado: 09:00 am. a 03:00 pm.
Tarifas
- Entrada General: S/. 3.50
Información
Casona Colonial, que en verano de 1824, se convirtió en el Cuartel General del Libertador Don Simón Bolívar.
Exhibe el mobiliario compuesto por asientos y respaldares de cuero repujado, fotografías y documentos referidos a la estadía del Libertador.
En el huerto se encuentran los restos de la histórica palmera, a cuyas sombras el Generalísimo Don Simón Bolívar dio la enérgica y profética respuesta: ¡TRIUNFAR!. Anunciando así, el triunfo de las Batallas de Junín (06 de agosto de 1824) y Ayacucho (09 de diciembre de 1824) que significaron el fin de la dominación española en América, sellando de esta manera la Independencia del Perú y del continente.
El 29 de octubre de 1825 Don Simón Bolívar fundó el Diario El Peruano; es en el Museo Bolivariano de Pativilca donde aún se conserva el Primer Editorial redactado por el libertador y la Imprenta que editó los primeros números de este diario.
En cuanto a la infraestructura antes de ingresar se aprecia una fachada de estilo republicano. Como la mayoría de las casas de la época, contaba con un corredor sostenido por anchas columnas de maderas y con barandas y escalinatas por ambos lados que conducían a un camino polvoriento que unía a las otras casas del lugar.
La entrada era a través de una puerta de cristales de dos hojas que conducían a un vestíbulo o zaguán empedrado y florido y luego a un gran salón con puertas de cristales y grandes ventanales que comunicaban con las habitaciones contiguas.
Seguía el comedor donde se veía el patio con un alero y barandas con enredaderas donde se colocaba la tinaja que filtraba el agua sacada de un «pozo». Después del patio estaba un jardín y una huerta a la que se ingresaba a través de un arco de adobes.