Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

Organización del incanato social y económica

Organización del incanato social y económica

La Organización del incanato en base social estuvo basada en el «Ayllu», que era un conjunto de familias, descendientes de un antepasado común, denominado «Totem». Cada varón, al nacer, recibía del Estado una porción de tierra llamado «Topo», cuyo tamaño podría ser de unos 2,500 metros cuadrados, como la 4ta parte de una hectárea. Las mujeres recibían medio topo.

Las familias de un mismo Ayllu habitaban un espacio denominado «Marka». Por lo tanto, la Marka venía a ser la suma de Topos. Los Topos no constituían propiedad individual. Al morir el usuario, su Topo pasaba a otro habitante.

El Jefe de cada Ayllu era el «Curaca». Había una ayuda mutua entre las personas de un mismo Ayllu. Cuando era necesario, una persona podía hacer el trabajo de la otra. Tal sistema en quechua se llamaba «Ayni», que significa «Hoy por ti, mañana por mí». A cambio de esa tierra gratuitamente recibida, los pobladores de cada Ayllu debían trabajar las tierras del Estado, o del Inca. Ello constituía la «Mita». También se laboraba, a cambio de nada, en las tierras de Sol y de otros dioses o divinidades.

El trabajo en el Ayllu no se pagaba con dinero. Se hacía intercambiando productos: el «trueque». El Inca, o sea el Estado, proporcionaba semillas y ganado a los Ayllus y otros elementos para la vida diaria. Ese trabajo colectivo hizo posible muchas obras, como canales, acequias, andenes de regadío, caminos, puentes, templos, fortalezas, palacios.

Los campesinos del Tahuantinsuyo mejoraron los conocimientos agrícolas que heredaron de las Culturas Preincaicas. Construyeron «Colcas», o depósitos para almacenar comestibles. De esa manera, los pobladores del Imperio no pasaron hambre. En tales «Colcas» también se guardaba tejidos, hechos de algodón y de lana. Muchos de esos tejidos tenían hilos de oro y piedras preciosas.

Para registrar los alimentos y los tejidos que había en los «Colcas», los antiguos peruanos usaban «Quipus», que son anteriores a los Incas. Como antes se ha dicho, los «Quipus» eran como libros de contabilidad y registraban hechos importantes.

El Inca

Jefe Supremo, era considerado como Hijo del Sol. Gobernaba con un equipo que era parte de la nobleza. A esos asesores los españoles llamaron «Orejones», pues se agrandaban las orejas con adornos pesados. La masa popular la formaban los «Mitimaes», o «Runas». Había otra clase, los «Yanaconas», o siervos, que eran los habitantes de los pueblos conquistados por los Incas.

La Coya

Era la mujer principal del Inca y de la misma sangre, para mantener la pureza de las dinastías descendientes del dios Sol. Se trataba de su hermana o pariente femenina más próxima. Los antiguos peruanos carecían de la noción del incesto. Lo que importaba era preservar la integridad dinástica. El Inca tenía también «Acllas», jóvenes concubinas, seleccionadas por su belleza y por ser hábiles tejedoras. El Inca podía ofrecer Acllas a varones de la nobleza, como gesto de amistad y cortesía. El local que albergaba a las Acllas se denominaba «Acllahuasi». Cerca de Lima, en Pachacámac, hay un Acllahuasi en buen estado de conservación.

Las Mamaconas

Eran las «Vírgenes del Sol», doncellas dedicadas a rendir culto al Astro Rey. Tenían autoridad sobre las Acllas. Algunos cronistas se han confundido, al considerar que las Acllas eran las Vírgenes del Sol.

El sistema legal de los Incas se basaba en tres principios, o preceptos fundamentales que son:

  • Ama Sua: No seas ladrón
  • Ama Llulla: No seas mentiroso
  • Ama Quella: No seas flojo

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