Santa Rosa de Lima
- Nombre: Isabel Flores de Oliva
- Nacimiento: 20 de abril de 15861 Lima, Virreinato del Perú, Monarquía católica
- Fallecimiento: 24 de agosto de 1617 (31 años) Lima, Virreinato del Perú, Monarquía hispánica
- Padres: Gaspar Flores y de María de Oliva y Herrera
- Hermanos: Gaspar Flores de Oliva, Bernardina Flores de Oliva, Hernando Flores de Oliva, Francisco Flores de Oliva, Juana Flores de Oliva, Antonio Flores de Oliva, Andrés Flores de Oliva, Francisco Matías Flores de Oliva, Jacinta Flores de Oliva
Santa Rosa de Lima fue una religiosa peruana de la orden de los dominicos que fue la primera santa de América. Tras haber dado signos de una intensa precocidad espiritual, a los veinte años tomó el hábito de terciaria dominica, y consagró su vida a la atención de los enfermos y niños y a las prácticas ascéticas, extendiéndose pronto la fama de su santidad.
Recuerda la cristiandad las ilustres virtudes de pureza, piedad, amor a Dios y al prójimo, y la hermosura y la gracia de una mujer peruana que floreció en Lima, en la místicay fervorosa edad del Virreynato, en el apacible siglo XVI: Isabel Flores de Oliva, conocida en todo el mundo con el simbólico y encantador nombre de Rosa; apelativo apropiadísimo por la hermosura de su alma y de toda ella y por el fragante perfume embriagador de sus virtudes.
Resumen
¿Por qué le pusieron el nombre de Rosa?
En este nombre de Isabel la fueron criando hasta que tuvo tres meses, que estándola meciendo una india criada en la cuna, teniendo cubierto el rostro, la dicha india se la descubrió por ver si había tomado sueño y lo vio tan hermoso, que llamó a unas niñas que estaban labrando para que la viesen.
Y haciendo todas admiración; este testigo desde el aposento donde estaba la vio hacer extremos y sin decirlas cosa alguna se fue derecha donde estaba la niña; y como la vio tan linda y hermosa y que le parecía que todo su rostro estaba hecha una rosa muy linda y en medio de ella veía las facciones de sus ojos, boca, nariz y orejas quedó admirada de ver aquel prodigioso suceso; las tomó en las manos y empezó a hacer mil alegrías y mostrar sumo gozo y contento diciendo estas demostraciones:
Yo prometo, hija y alma mía, que mientras viviré, de mi boca no has de oír otro nombre sino Rosa… (Parte del testimonio de su madre, María de Oliva).
Escogida de Dios, desde su infancia
Cuenta el doctor Castillo, médico de cabecera de Santa Rosa de Lima, que Rosita, desde la edad de cinco años, practicó la oración mental. Desde los trece años le comenzaron a ocurrir hechos sobrenaturales; que bien pudieron tomarse como milagrosos.
La misma Santa Rosa de Lima le contó al doctor Castillo que Jesucristo se le aparecía siempre. Le dijo: «Porque entonces no lo veía como otras veces de lado, ni solo se manifestaba cabeza y pecho sino que le contemplaba derechamente, cara a cara, de la cabeza a los pies. Saliendo de la humanidad de Jesucristo sentí que llegaban hasta el fondo de mi alma llamas inexplicables de gloria, de suerte que pude pensar que estaba ya totalmente libre de las prisiones de esta carne corruptible y trasladada a los goces de la fruición eterna».
Testimonio de Fray Luis de Bilbao
«Entre otras cosas, Luis de Bilbao cuenta que Santa Rosa de Lima le dijo que:
Una noche vio en sueños muchas rosas esparcidas en el suelo sin orden. En eso, se le apareció Cristo y le dijo:
– Rosa de Santa María, esposa mía, levántate y en esta cestita recoge estas rosas y de ellas hazme una guirnalda-.
Obediente, Santa Rosa tejió con las flores una diadema y se la puso amorosamente en la cabeza del Salvador, desvaneciéndose en seguida toda la visión».
– Sería un sueño- le dijo Luis de Bilbao.
– Ya veo yo- repuso Santa Rosa, que no merezco tener revelaciones.
– Pero, ¿qué pensáis os quería dar a entender el Señor con esta visión?
– Bien claro está, padre. Hay en esta ciudad muchas vírgenes que, aunque a los ojos de Dios son rosas hermosísimas, pero como andan repartidas por las casas de sus padres, están como dispersas y sin orden.
Quiere mi esposo que yo le haga este servicio de que por mi diligencia se recojan estas rosas y se reduzcan a un modo de vivir, bajo la regla de Santa Catalina, que es como hacer una guirnalda de ellas.
– ¿Y cuándo y cómo se ha de fundar este convento?- le replicó Luis de Bilbao.
– Así es ello, pero se ha de hacer. El cómo y el cuándo Dios lo sabe, pero de que se ha de hacer no lo dude.
La historia cuenta que el convento se hizo, aunque después de su muerte.
Los tres últimos años de Santa Rosa de Lima
Sus últimos tres años Santa Rosa de Lima los pasó en la casa de Gonzalo de la Mata, un funcionario del Virreinato, cuya esposa era admiradora de la joven limeña, cuyos milagros y fama de santa ya se habían propagado en la ciudad capital.
Cayó víctima de una penosa enfermedad. En sus momentos de dolor,
Rosa Flores de Oliva no dejaba de orar lo siguiente:
«Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor».
«Jesús, Jesús sea conmigo»- dijo el 23 de agosto, luego de haberle dicho a su hermano Hernando que la ayude a levantarle la cabeza sobre el leño que le servía de almohada. Fueron sus últimas palabras. Antes, con el cuerpo semiparalizado, les había dicho a sus padres, confesores y devotos que su muerte era inminente.
Santa Rosa de Lima murió el 24 de agosto de 1617, a los 31 años de edad. Dice el padre Loayza: «Quedó hermosísima, los ojos abiertos y quebrados, la boca entreabierta como si estaba riendo, de suerte que fue necesario que pusiesen un espejo para ver si lo estaba…». Sus exequias fueron imponentes. Acompañados por una inmensa multitud, sus restos fueron depositados en la Iglesia de Santo Domingo, donde hasta hoy se venera a la santa limeña.
Después de su muerte
Su entierro fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima. En la casa de la familia De la Maza se formaron grandes multitudes para contemplar a Santa Rosa de Lima. El gentío hubo de esperar a su traslado hacia la Iglesia del Rosario. Al traslado acudieron el virrey, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo Domingo de Guzmán, los oidores y personas notables.
Hubo de requerirse la fuerza de la guardia del virrey para impedir que Santa Rosa de Lima fuera desvestida por los devotos que deseaban llevar alguna reliquia. A pesar de ello, tuvieron que cambiarle tres veces los hábitos e incluso en el traslado algún irreverente seccionó uno de sus dedos del pie.
En el lecho de muerte, Gonzalo de la Maza hizo retratar el rostro de Rosa. A su efecto llamó al pintor italiano Angelino Medoro, quien realizó el primer testimonio de su apariencia física.
La devoción del pueblo se excedió a tal punto, que en pocos años tuvieron que retirarla de la Cripta y colocarla en la Iglesia del Rosario.
El pozo de los deseos
En Perú, el 30 de agosto es feriado en homenaje a Santa Rosa de Lima. Los devotos de la santa realizan ese día el «tradicional paseo hacia el pozo de los deseos».
Familias íntegras, y delegaciones de diversas instituciones sociales y culturales acuden a la Basílica de Santa Rosa, que queda en la avenida Tacna, en el centro histórico de Lima, rezan en la capilla y luego se dirigen a un pozo artesiano de 19 metros de profundidad, ahora totalmente seco.
¿A qué van al susodicho pozo? Todos saben que Santa Rosa de Lima, para cumplir una de sus penitencias, se había puesto una gruesa cadena en la cintura, muy ceñida. La santa sabía que llevándola permanentemente le iba a fastidiar y hacer sufrir. Y justamente, para no caer en la debilidad de sacársela, la acerrojó y votó su llave al mencionado pozo. Ya nos imaginamos las horas de fastidio que habría pasado la santa, pero ella las superaba pensando siempre que todo sufrimiento humano era muy poco con relación al que habría tenido Cristo, «su esposo».
Sus fieles y devotos presienten que conectándose con ella puede hacer- les algún milagro. Por eso, a dicho pozo, donde está su santa llave, arrojan sus cartas donde están escritos tres deseos.
Generalmente, piden por el hijo ausente, por un familiar en serios aprietos económicos, por la salud quebrantada, por la falta de trabajo, por el esposo indiferente, por el ingreso a la universidad, por el amor no correspondido, etcétera.
Evidentemente, todos sienten que han expresado los profundos temores del alma y se sienten más aliviados y más unidos a la hermosa santa limeña.
Canonización
A pocos días de la muerte de Santa Rosa de Lima, se reunieron numerosos testimonios sobre su vida y virtudes. En 1634 se presentó a Roma la causa de beatificación. La beatificación se realizó en el Convento Dominico de Santa Sabina en Roma, en 1668. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671, proclamándola por «Principal Patrona del Nuevo Mundo». En Lima, Roma, España y todos los países de América y Europa, se celebraron fiestas suntuosas en honor de la primera santa natural de América.
Los Pontífices en sus respectivas Bulas la proclamaron santa con el nombre de «Rosa de Santa María», y que posteriormente hubo de convertirse en Rosa de Lima, nombre toponímico común a muchos santos en el orbe cristiano.
La tradición cuenta que el Papa Clemente X, luego de oír los argumentos sobre su canonización dijo: «¡Hum! ¡Patrona y Santa! ¿Y Rosa? que llueva flores sobre mi escritorio si es verdad», y la respuesta al instante fue una fragante lluvia de rosas sobre la mesa del Papa quien en ese momento procedió a la canonización.