Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui)

Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui)

  • Nacimiento: 19 de marzo de 1738
  • Fallecimiento: 18 de mayo de 1781
  • Cónyuge: Micaela Bastidas Puyucahua
  • Hijos: Hipólito Condorcanqui Bastidas, Mariano Condorcanqui Bastidas y Fernando Condorcanqui Bastidas.

Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui) fue un revolucionario peruano, descendía por línea materna de la dinastía real de los incas: era tataranieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del último soberano inca, Túpac Amaru I, que había sido ejecutado por los españoles en 1572. Más de doscientos años después, en 1780, el vigoroso José Gabriel Condorcanqui, hombre carismático, culto y de elegante estampa, lideró el más importante de los levantamientos indígenas contra las autoridades coloniales españolas.

Tras el fracaso de la revuelta, que ha sido vista como el preludio de las luchas por la independencia, fue ejecutado con extrema crueldad, uniendo su destino al de su ancestro. Las rebeliones indígenas prosiguieron durante dos años en diversas regiones del país, y obligaron a las autoridades a introducir poco más que algunas reformas. Pero el nombre de Túpac Amaru se convirtió en símbolo y bandera para posteriores insurrecciones indígenas y criollas; todavía en el siglo XX diversos movimientos guerrilleros revolucionarios reivindicaron su figura.

¿Quién fue Túpac Amaru II?

José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II) fue hijo de Miguel Condorcanqui y Rosa Noguera. Por su condición de indígena noble realizó sus estudios con los jesuitas del Colegio San Francisco de Borja o Colegio de Caciques del Cusco.

Dominaba el quechua, castellano y latín, destacando entre sus lecturas los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, las Sagradas Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y clandestinamente textos de Voltaire y Rousseau, en aquella época censurados.

El 25 de mayo de 1758, contrajo matrimonio con Micaela Bastidas Puyucahua con quien tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando (todos apellidados Condorcanqui Bastidas); seis años después de su matrimonio fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por elemental herencia. José Gabriel Condorcanqui fijó su residencia en la ciudad del Cusco, desde donde viajaba constantemente para controlar el funcionamiento de sus tierras.

Debido a sus prósperas actividades económicas, José Gabriel Condorcanqui empezó a sufrir la presión de las autoridades españolas, en especial por presión de los arrieros que vivían en la región de la cuenca del Río de la Plata, quienes intentaban tener el monopolio del tránsito de mineral por el Alto Perú. Las autoridades españolas sometieron a Condorcanqui al pago de prebendas.

Vivía la situación típica de los curacas: tenía que mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Sin embargo, se vio afectado, como el resto de la población, por el establecimiento de aduanas y el alza de las alcabalas. Realizó reclamos sobre estos temas pidiendo también que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas, reclamos dirigidos por las vías regulares a las autoridades coloniales en Tinta, Cusco y después en Lima, obteniendo negativas o indiferencia.

Además buscó que se le reconociera su linaje real inca, siguiendo por años un proceso judicial en la Audiencia de Lima y siendo este finalmente rechazado.

Una crisis

Los levantamientos de finales del siglo XVIII, en especial en las regiones con una fuerte presencia indígena, fueron el preludio de la descomposición del imperio español en América. Debido a la penuria en que se hallaban las arcas públicas a causa de los conflictos internacionales, la corona española impuso una carga fiscal excesiva en sus dominios americanos. El despliegue reformista que transformó el viejo orden colonial entre los años 1776 y 1787, período en que José de Gálvez ocupó la Secretaría de Indias, tuvo consecuencias divergentes en los distintos territorios. En general, las nuevas medidas favorecieron el crecimiento de las economías portuarias vinculadas al comercio con España.

Rebelión de Túpac Amaru II

El 4 de noviembre de 1780 se inicia la rebelión de José Gabriel Condorcanqui contra la dominación española, adoptando el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba. Túpac Amaru II se autodeclara Inca, Señor de los Césares y Amazonas, 5 y jura con el siguiente bando su coronación: «… Don José Primero, por la gracia de Dios, Inca Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con dominio en el Gran Paititi, Comisario Distribuidor de la Piedad Divina, etc…»

Su esposa Micaela Bastidas así como familiares de ambos tuvieron una participación de primer orden en el movimiento, tanto en el reclutamiento, abastecimiento y hasta cierto punto en la toma de decisiones.

La convocatoria de Túpac Amaru II buscó integrar a indígenas, criollos, mestizos y libertos negros en un frente anticolonial, pero no pudo evitar que la masificación del movimiento convirtiera el accionar en una lucha racial contra españoles y criollos (en general en el Virreinato los criollos no tenían en su actuar antagonismos con los españoles, siendo como mucho contrarios a las reformas borbónicas pero fieles a la corona en los demás aspectos).

Su movimiento tuvo dos fases:

  1. Primera fase o fase tupacamarista: donde destaca la hegemonía de José Gabriel Túpac Amaru y continuada tras su muerte por su primo Diego Cristóbal Túpac Amaru.
  2. Segunda fase o fase tupacatarista: donde destaca el protagonismo de Julián Apaza Túpac Katari.

Ejecución

Túpac Amaru II envió una carta a las autoridades coloniales en la que expresaba tanto su preocupación por la situación de sus protegidos como su posición ideológica. En dicha misiva se aprecia la amplitud de sus conocimientos; se declara católico, recuerda la acción de Vespasiano y de Tito en la destrucción de Jerusalén, y compara a sus opresores con «ateístas, calvinistas y luteranos, enemigos de Dios»; detalla los abusos cometidos por los funcionarios, pide que los indígenas no sean reclutados como esclavos y que desaparezcan los malos corregidores y las encomiendas.

En la noche del 5 al 6 de abril de 1781, el ejército virreinal asestó el golpe definitivo a los sublevados en la batalla de Checacupe. Túpac Amaru II se retiró a Combapata, pero fue traicionado por el criollo Francisco Santa Cruz, que lo entregó a los realistas junto con su familia. Para el líder de los rebeldes estaban reservadas, en los días que mediaron entre su captura y su ejecución, las torturas mandadas ejecutar por el implacable visitador José Antonio de Areche, cuya misión consistía en averiguar los nombres de los cómplices del vencido caudillo. Sin embargo, pese a los pocos miramientos que tuvo para con el prisionero, no obtuvo de Túpac Amaru II sino esta noble respuesta: «Nosotros dos somos los únicos conspiradores; Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo».

Ejecución a Túpac Amaru IIEl 18 de mayo de 1781, conforme a la sentencia dictada cuatro días antes, el visitador Areche mandó ejecutar sañudamente, en presencia de Túpac Amaru II, a la esposa, hijos y otros familiares y lugartenientes del cabecilla en la plaza de Cusco. El propio Areche hubo de conceder que Túpac Amaru II era «un espíritu de naturaleza muy robusta y de serenidad imponderable». Ello no fue óbice para que a continuación, convencido de que nunca lograría convertir a Túpac Amaru II en delator, mandase al verdugo que le cortara la lengua, que le atasen las extremidades a gruesas cuerdas para que tirasen de ellas cuatro caballos y que se procediera a la descuartización. Así se hizo, pero las bestias no consiguieron durante largo rato desmembrar a la imponente víctima, por lo que Areche, según algunos piadosamente, según otros más airado que compadecido, decidió acabar con el inhumano espectáculo de la tortura ordenando que le cortaran la cabeza.

Cumplida la sentencia, se envió cada parte de su cuerpo a un pueblo de la zona rebelde, en un intento de dar a la ejecución un valor ejemplarizante. Aunque la revuelta continuó durante algún tiempo más (encabezada por un primo y un sobrino de Túpac Amaru II) y algunas otras le siguieron, ninguna llegaría a revestir especial gravedad, y en este sentido la muerte de Túpac Amaru II marcó el fin de un ciclo de levantamientos indígenas anticoloniales. Durante mucho tiempo algunos historiadores situaron en esta rebelión el inicio de la independencia del Perú; hoy posiblemente no se pueda ser tan enfático, puesto que se debe tener en cuenta que en el proceso de independencia intervinieron otros factores, como la conciencia de los criollos acerca de sus derechos de autogobierno. En cualquier caso, es innegable que el levantamiento de Túpac Amaru II tuvo un carácter plural, ya que en sus filas confluyeron indígenas, mestizos, criollos e incluso españoles, una integración que fue un paso importante para el logro de la futura emancipación.

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