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Volcán Sabancaya

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El Sabancaya, es un volcán activo del tipo estratovolcán, de 5,976 msnm, ubicado al oeste de la cordillera Occidental de los Andes, al sur de Perú, en las partes altas de la margen izquierda del valle del río Colca, departamento de Arequipa. El Sabancaya es parte de un complejo volcánico que incluye otros dos volcanes: el Ampato y el Hualca Hualca. La actividad eruptiva más reciente en el volcán, producida en julio de 2013, depositó ceniza en la cima del volcán y el noreste de su flanco. El nombre Sabancaya significa «lengua de fuego» en quechua.

Geografía

El Sabancaya es un volcán catalogado como estratovolcán, está conformado por rocas del Mesozoico y Cenozoico. El Mesozóico está representado por rocas sedimentarias marinas que ocupan una extensa superficie situada al costado del macizo volcánico. El Cenozóico corresponde a un período de volcanismo intenso. Del Eoceno al Cuaternario, la actividad volcánica fue casi continua, salvo un lapso de inactividad durante el Oligoceno inferior.

Durante el Holoceno el Sabancaya ha presentado una actividad que ha consistido en erupciones pliniana caracterizada por la emisión de flujos de lavas andesíticas y dacíticas, y domos de lava, intercalado con algunos depósitos piroclásticos. Once coladas de lava reconocidas sobre los flancos forman la base del Sabancaya, la más larga se extiende hasta 9 km hacia el Este, hasta los poblados de Cajamarcana y Huacachiguero.

Historia eruptiva

La última erupción del volcán ocurrió el 30 julio de 2003. Sabancaya ha sido un volcán muy activo en los tiempos históricos, varios relatos atestiguan actividad eruptiva del volcán en los años 1460, 1752 y 1784 D.C. En la obra de Ventura Travada y Córdoba, titulada «El suelo de Arequipa convertido en cielo», quien fuera cura de las comarcas de Salamanca (valle del río Maran) y Pocsi en Arequipa, se relata lo siguiente a raíz de uno de sus viajes en 1750 por la zona del Ampato-Sabancaya:

«..allá el volcán esta perennemente ardiendo de día y de noche y que no hay noticia de haber hecho estrago alguno el tiempo de la cristianidad aunque tampoco le faltan señas de haber erupcionado sus crudezas en inmemorables tiempos…»

Existen relatos históricos del año de 1784, un 11 de julio, durante el periodo de actividad sísmica posterior al gran terremoto del 13 de mayo de ese año y que destruyó la ciudad de Arequipa, se menciona que en el área de Ampato-Sabancaya, del volcán humea y bosteza fuego.

Después de más de 200 años de inactividad, las primeras señales de reactivación fueron indicadas en 1981, por los habitantes de Cajamarcana-Huacachiguero situado al pie del volcán Sabancaya. Posteriormente, en 1985 dichos índices que consistían en la salida muy débil y esporádica de fumarolas, ruidos y sismos de baja intensidad, se hicieron más notorios. En 1986 los satélites detectaron un aumento en la emisión térmica en julio de ese año y la intensa actividad se reanudó en diciembre con una intensa actividad fumarólica en el cráter del volcán. Las fumarolas se elevan entre 500 y 1000 metros de altitud con respecto a la cumbre del volcán, haciéndose visible a varias decenas de kilómetros a la redonda, lo que suscita la inquietud de los pobladores de Chivay, Cabana Conde, Huanca, Lluta, entre otros.

Esta actividad disminuye progresivamente en el curso de los primeros meses de 1987, pero ella fue retomada brutalmente el 7 de agosto del mismo año. En el área del volcán, los lugareños del Huacachiguero son afectados por los gases (H2S) que salieron abundantemente del cráter. Las fumarolas eran cada vez más abundantes, con intervalos de 20 a 30 segundos y a veces de 1 minuto, los colores varían del blanco al gris claro y amarillento.

Durante 1989 y los primeros meses de 1990 esta actividad permaneció casi regular. La actividad eruptiva se incrementaría notoriamente entre el 28 de mayo y 5 de junio de 1990, durante esta época una columna de gas y cenizas se elevaría a 5,000 metros encima del cráter. Las cenizas fueron dispersadas hasta 10 km aproximadamente. Esta leve actividad fue en constante aumento hasta fines de 1990. Debido a la dispersión de las cenizas sobre el ichu, muchos camélidos murieron y tuvo que ser evacuado el poblado de Saillai.

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