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Enfermedades de los peces rojos

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Sus peces tenían un aspecto magnífico y los ha comprado en una tienda acreditada pero, de repente, uno o todos se han puesto enfermos. ¿Qué error ha podido cometer?

El objeto de este artículo no es ponerle al día de todos los pormenores de la ictiopatología, de la misma forma que no se pretende convertirle de hoy para mañana en un experto en peces rojos. Para ello ya existen obras extensas y especializadas. Lo único que pretendo es que sepa en lo que tiene que fijarse, cuáles son las causas, y qué es lo que puede hacer para remediarlo.

Si usted es padre ya sabe de sobras que no es necesario ser médico para decir si un niño está enfermo. Es algo que se nota. Existe un sexto sentido que nos lo indica y basta con mirarlo para darse cuenta de que hay algo que no marcha bien. Con el tiempo, será capaz de hacer lo mismo con sus peces. Pero, por el momento, le voy a dar algunas indicaciones.

Punto blanco (enfermedad de Ich)

Es una enfermedad causada por un protozoo parásito llamado Ichthyophthirius multifiliis que se propaga por toda la superficie del pez, incluidas las aletas, salpicándolo de puntos blancos.

Estos parásitos pueden estar presentes en el acuario en forma latente, o puede que lleguen con algún pez nuevo. En los acuarios suele haber muchos microorganismos, pero el sistema inmunológico de los peces les mantiene a salvo de ellos. A salvo, hasta que un estado de estrés (mala calidad del agua, nutrición deficiente, compañeros agresivos, etc.) acaba por debilitar su sistema inmunológico y les hace susceptibles de enfermar. En este caso, habrá que dejar de alimentarlos y elevar la temperatura del agua hasta los 30°C durante un período de 48 horas. Así se consigue acelerar el ciclo biológico del parásito y acabar con él. Cuando los puntos desaparezcan, baje progresivamente la temperatura y reanude la alimentación. También puede emplearse alguno de los muchos preparados comerciales que existen contra esta enfermedad. Así, se preverán también futuras infecciones.

Recuerde que los peces rojos son peces de agua fría, por lo que al elevarles la temperatura se aumentará también su estado de estrés. Es importante que en el agua se haya disuelto la cantidad de sal a la que hemos hecho mención anteriormente. También habrá que controlar a los peces muy de cerca durante los dos días que dura el tratamiento. A veces subirán a boquear a la superficie, pero al recuperar la temperatura normal volverán a su comportamiento habitual.

El punto blanco también puede llegar al acuario con las nuevas adquisiciones. Al elegir a los peces rojos hay que prestar mucha atención a sus posibles síntomas de enfermedad. Si le parece que algo no tiene buen aspecto, fíese de su instinto. En la duda, no los compre. Un pez rojo sano tendrá los ojos transparentes, nadará con soltura y mantendrá las aletas desplegadas. Si el pez parece torpe o tiene úlceras en la piel, no se acerque a él. Tampoco adquiera ningún otro pez que esté en el mismo acuario. Además, le recomiendo que desconfíe de cualquier tienda en la que pretendan venderle peces con síntomas obvios de enfermedad.

Acuario de cuarentena

La gente suele mostrarse algo escéptica cuando les recomiendo montar un acuario de cuarentena para mantener a los peces en observación antes de pasarlos al acuario comunitario.

Es probable que muchos de los que lean estas líneas sean principiantes que intentan sacar adelante sus primeros peces y que ya tienen bastantes problemas con su primer acuario como para tener que pensar en una segunda instalación. Sin embargo, no es una mala idea hacerlo. Intentaré explicarlo.

Un acuario de cuarentena no es más que un pequeño acuario, sin decoración, y con un pequeño y económico filtro interior de petaca. Se le puede instalar en cualquier lugar discreto y en el que no moleste (sótano, garaje, bodega, etc.). Cuando compre un pez nuevo lo dejará en este acuario durante unas dos semanas, hasta asegurarse de que está sano y de que no hay riesgo de que transmita ninguna enfermedad a los peces del acuario comunitario.

Muchos principiantes prescinden del acuario de cuarentena, pero hay que ir con mucha precaución. Un sólo pez enfermo puede arrasar toda la comunidad de su acuario.

Recuerde esto: ¡Siempre es preferible prevenir que curar!

Sanguijuelas

Son unos gusanos parásitos externos, visibles a simple vista, y que pueden llegar con las nuevas adquisiciones. Se fijan a la epidermis del pez y, si no son muchas, se las puede eliminar físicamente.

Habrá que sacar el pez del agua y aguantarlo con un paño fino y húmedo. Mediante unas pinzas, se cogerá el gusano por el extremo en que se fija al pez y se le desprenderá mediante un tirón seco. Para evitar posibles infecciones habrá que tratar la zona afectada por la mecromina. Por motivos obvios, es conveniente que la intervención se haga lo más deprisa posible. También es muy útil contar con algún ayudante.

En su tienda habitual le aconsejarán acerca de la mejor forma de desinfectar el acuario para eliminar los gusanos que pudiesen estar aún en fase juvenil. Tampoco hay que olvidarse de examinar a los demás peces.

Hidropesía

Si observa que un pez se hincha hasta el extremo de que parezca que está a punto de explotar, lo más probable es que padezca de hidropesía. Otra de las características típicas de esta enfermedad consiste en que se produce un erizamiento de las escamas hasta el punto de que el cuerpo parece una piña.

La hidropesía puede ser de origen bacteriano o vírico, siendo la calidad del agua uno de los principales factores desencadenantes. Es muy recomendable trasladar el pez a un acuario aparte (una utilidad más del acuario de cuarentena) y en el que el agua reúna las condiciones idóneas. También es necesario analizar cuidadosamente el agua del acuario comunitario. Igualmente, habrá que examinar detenidamente a los demás peces para comprobar si hay algún otro que presente los mismos síntomas.

Otras enfermedades

La mayoría de las enfermedades tienen origen en las malas condiciones del agua, como es el caso de la podredumbre de aletas, los hongos, etcétera.

Los peces también pueden verse atacados por numerosos parásitos, como los crustáceos que se fijan a las branquias o a la epidermis, diversos tipos de gusanos, etc. En estos casos siempre es mejor pedir consejo a un profesional.

Afecciones de la vejiga natatoria

Imagínese el siguiente caso: Usted llega una noche a casa y se encuentra con que su oranda o su ryukin favorito está flotando en la superficie. Dado que ése no es su comportamiento habitual, usted se acerca para ver qué es lo que le pasa y comprueba aliviado que aún vive.

Todos los demás peces parecen nadar felices por el acuario mientras ese desgraciado flota en la superficie. A la hora de comer se esfuerza para obtener algún bocado y luego se queda en una de las esquinas superiores del acuario. A medida que van pasando los días, sus movimientos se hacen cada vez más torpes. No muestra ningún síntoma externo de su enfermedad, y los análisis del agua muestran que ésta está en perfectas condiciones. Entonces, ¿qué es lo que falla?

Un par de días más tarde, al llegar a casa ve que su pez está flotando panza arriba en una esquina del acuario. Al observarlo de cerca se lleva una sorpresa al comprobar que aún está vivo. Pero, ¿qué le pasa?

Lo más probable es que tenga alguna afección de la vejiga natatoria. Hasta ahora ya hemos visto cuáles son los síntomas, pero ¿qué es la vejiga natatoria y qué podemos hacer para curar al pez?

La vejiga natatoria es un órgano interno, presente en la mayoría de los peces, y que les sirve para controlar su flotabilidad. El pez regula la cantidad de gas de su interior, según desee ascender, descender, o permanecer en flotabilidad neutra. Es probable que usted haya oído decir que los tiburones necesitan estar permanentemente en movimiento para poder subsistir. Esto se debe, en parte, a que carecen de vejiga natatoria. Necesitan estar siempre en movimiento para forzar que pase el agua a través de sus branquias y para no hundirse hasta el fondo y morir.

Los peces rojos de variedades más exóticas son más sensibles que las carpas doradas comunes debido a las alteraciones genéticas de sus cuerpos. Hay diversos factores que pueden llegar a afectar a la vejiga natatoria. Entre éstos se incluyen: cambios bruscos de temperatura, infecciones bacterianas, y alteraciones genéticas. Sin embargo, la causa más habitual es una alimentación incorrecta.

La mayoría de los aficionados alimentan a sus peces solamente a base de alimentos en escamas. Además, muchas veces compran el alimento más barato que encuentran. Después de todo, así es como cuidaban a sus peces rojos cuando eran pequeños y vivían la mar de bien… ¿o no?

Una dieta monótona y poco nutritiva siempre tenderá a producir problemas intestinales, y un bloqueo intestinal acabará por afectar la funcionalidad de la vejiga natatoria. Si éste fuese el caso, sería fácilmente solucionable. Pero siempre hay que empezar por el principio, y lo primero que deberemos hacer es analizar el agua para asegurarnos de que está en condiciones. Si no le habíamos añadido sal, habrá que hacerlo progresivamente durante un período de doce horas. Deje que los peces ayunen durante cuatro días. ¡No se preocupe! Siempre será mejor tener un pez hambriento que un pez muerto. Esto permitirá que el pez se limpie por sí mismo y que la vejiga natatoria vuelva a funcionarle correctamente. Después del cuarto día puede empezar a alimentarlo con artemia viva o congelada. Llegado ese momento, espero que ya habrá aprendido bien la lección y les proporcionará a sus peces rojos una dieta más nutritiva y equilibrada.

Si en este lapso de tiempo su pez no ha experimentado ninguna mejoría, es muy probable que se trate de una afección congénita. Por desgracia, en estos casos no suele haber ninguna solución y no hay más remedio que sacrificar al pez. De ningún modo hay que coger al pez y tirarlo al inodoro, pues no sólo es un método cruel de deshacerse de él, sino que además podría propagarse su posible enfermedad. Un método muy seguro e indoloro consiste en congelarlo.

Envuelva al desgraciado animal en un trozo de papel de cocina mojado, métalo en una bolsa de plástico y colóquelo en el congelador. Al irse congelando, disminuirá progresivamente su metabolismo hasta llegar a un estado comatoso previo a la muerte. Si hay niños pequeños de por medio, cuando el pez esté muerto puede hacerle una pequeña ceremonia fúnebre. Puede que parezca un poco cursi, pero me parece que es una buena manera de que los más jóvenes de la casa aprendan a enfrentarse a la muerte.

¿Y tú que opinas?

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