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Flora y Fauna de Ucayali

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Los bosques tropicales del departamento de Ucayali albergan una gran biodiversidad. Las grandes extensiones de selva baja son el hábitat de una enorme variedad de especies de plantas y animales, muchas de las cuales aún no han sido descubiertas por los científicos. Desgraciadamente, la penetración humana en lo que antes fue selva virgen con el objeto de aprovechar sus recursos, ha causado daños a menudo irreparables en los ecosistemas del departamento. Los cultivos de roza y quema, la tala indiscriminada, la pesca con barbasco o dinamita, las “entradas” para sacar caucho son sólo algunos ejemplos de las amenazas que presenta para la vida salvaje el avance de la “civilización”.

Esta situación se agrava en el departamento de Ucayali por la total ausencia de zonas reservadas que limiten la depredación de la selva. Incluso la creación de estas instituciones sólo será el primer paso en la lucha por preservar el bosque tropical. El paso más importante es crear conciencia, a todos los niveles, de la necesidad de preservar la naturaleza. Defender el medio ambiente no es una forma de caridad hacia la naturaleza, sino una necesidad para la humanidad. El bosque tropical amazónico es uno de los últimos “pulmones” del planeta. Juega un papel fundamental en el procesamiento del dióxido de carbono y en la emisión de oxígeno hacia la atmósfera, con lo cual contribuye a combatir el temible “efecto invernadero”, que las emisiones de gases por parte de autos y fábricas están creando. No sólo eso: los bosques evitan que las lluvias arrastren la delgada capa de tierra fértil sobre la que se asienta la selva. De allí que los terrenos talados se vuelvan pronto estériles. Por último, pero no por ello menos importante, los bosques son un enorme reservorio genético, del cual surgirán los nuevos cultivos, las nuevas medicinas y muchos otros beneficios del futuro, siempre y cuando para entonces no hayamos arrasado con ellos.

Flora de Ucayali

El bosque tropical cubre la mayor parte de la superficie departamental, excepto aquellos sectores deforestados por acción humana. En ellos se pueden distinguir cuatro zonas de acuerdo con el terreno y el tipo de vegetación predominante.

La primera zona corresponde a los bosques de la ceja de selva ubicada en los linderos occidentales del departamento. La importancia de estos bosques estriba en que sus raíces cohesionan el terreno. Si los árboles desapareciesen, la fuerte pendiente y las lluvias frecuentes harían que el agua de las lluvias arrastrase la delgada capa de tierra fértil que sustenta la vida vegetal.

El segundo tipo de bosque es el de los aguajales, llamados así por el predominio del aguaje (Mauritia sp.), planta que se asienta sobre terrenos llanos y en muchos casos se combina con la chonta (Euterpe sp.), especie de palmera muy usada en la alimentación humana.

Un tercer tipo de bosque corresponde a los terrenos anegadizos ubicados en las márgenes de los ríos amazónicos. Estos bosques permanecen sumergidos debajo de las aguas durante los meses de crecida de los ríos. Las especies de árboles más frecuentes en esta zona son el ojé, el palo azufre, el shimbillo, la huimba y la leche caspi.

El cuarto tipo es el bosque de las llanuras amazónicas de colinas bajas, no sujetas a inundaciones durante las crecidas de los ríos. En estas zonas, las más extensas del departamento, se forman bosques de especies maderables como el cedro, la caoba y el tornillo. Los árboles altos forman un espeso dosel que impide el paso de la luz hacia los pisos bajos de la selva. Ello determina una relativa ausencia de plantas herbáceas, lo que hace fácil transitar por el bosque. En contrapartida, se han desarrollado diversas especies de plantas parásitas que se aprovechan de los árboles para obtener los nutrientes que necesitan.

Fauna de Ucayali

Los bosques de la selva peruana albergan una enorme biodiversidad, con grandes cantidades de especies animales, muchas de ellas registradas y otras desconocidas para la ciencia. Las más numerosas son los insectos, cuyo peso combinado excede en mucho al de todos los vertebrados juntos.

Particularmente notables son las hormigas cortadoras de hojas, que reúnen pequeños trozos de materia vegetal para acarrearlos hacia sus hormigueros, donde los acumulan en cámaras especiales para “cultivar” ciertas especies de hongos. Abonan los hongos con las deposiciones de sus larvas y los cosechan para usarlos como alimento.

También son notables otras especies de invertebrados, como la tarántula, arácnido que puede llegar a alcanzar un gran tamaño y se alimenta de grandes insectos e inclusive pequeños pájaros y roedores. La selva también alberga otros pequeños gigantes como hormigas marabuntas, insectos palo, grandes mariposas y otros. En general, la tendencia entre los invertebrados de las regiones tropicales es ser de mayor tamaño que sus parientes de otros climas.

En cuanto a los vertebrados, algunos de los más grandes son reptiles. El caimán negro es el mayor de los lagartos, pero su número ha decrecido debido a la caza. Es un animal muy raramente visto, excepto en zonas reservadas. Los reptiles más grandes son las anacondas, que llegan a medir 9 metros de longitud y usan sus fuertes músculos para estrangular a su presa, enrollándola. Su gran tamaño les permite cazar seres de gran magnitud, como sachavacas, pecarís o caimanes.

En las riberas de los ríos solían abundar las charapas, tortugas acuáticas que salían a la orilla para poner sus huevos. La caza y la recolección indiscriminada de sus huevos han causado fuertes estragos entre sus poblaciones. Pero sí son abundantes las especies de anfibios, como ranas y sapos; muchos de ellos ostentan brillantes colores para advertir a posibles predadores de sus cualidades venenosas.

Ríos y cochas albergan una variopinta colección de peces. Las pirañas son una especie de terrible fama, pero que en realidad la mayor parte de las veces sólo se alimenta de animales heridos o muertos. Otros peces son el zúngaro y la carachama, muy apreciados para el consumo humano. El más grande de todos es el paiche, que en ocasiones alcanza proporciones descomunales. Los paiches ocasionalmente salen a la superficie a respirar, pues cuentan con pulmones primitivos que les permiten sobrevivir en aguas estancadas y pobres en oxígeno.

Las aves hacen sentir su presencia en toda la selva a través de sus cantos. Su variedad es impresionante y comprende desde loros y guacamayos hasta buitres y águilas. Los guacamayos, de plumajes multicolores, forman parejas estables de por vida, reuniéndose año tras año para procrear y anidar. El hoatzin es un ave particularmente rara, pues se alimenta de hojas y posee garfios en las alas cuando es joven. Estos garfios le sirven para sostenerse en las ramas y constituyen un remanente de los antepasados de las aves: los dinosaurios.

La principal ave depredadora es el águila arpía, de alas anchas y cortas para maniobrar entre el espeso dosel de la selva. Se alimenta de gran variedad de animales, como monos, loros y perezosos. Al final de la cadena alimenticia se encuentran los carroñeros buitres y gallinazos, los cuales dan cuenta de los cadáveres. Entre ellos sólo el buitre real tiene un pico lo suficientemente fuerte como para cortar la dura piel de algunos cadáveres, lo que permite que los demás también se alimenten.

Algunos mamíferos son de tamaño pequeño si se les compara con sus equivalentes de otros continentes. Por ejemplo, ciervos y venados han reducido su tamaño para manejarse mejor en la selva. Los monos también son más pequeños que sus equivalentes de las selvas tropicales africanas; además, han desarrollado particulares colas prensiles para maniobrar ágilmente entre los árboles.

Por otro lado se encuentra el pecarí, el roedor más grande del mundo. De hábitos acuáticos, esta especie tiende a vivir cerca de ríos y cochas para alimentarse de las plantas que crecen en sus orillas. Otros herbívoros importantes son la sachavaca, pariente del tapir, y el sajino, especie de cerdo. Todos estos animales son presas del jaguar u otorongo, un felino de gran tamaño y característica piel moteada. El otorongo también se alimenta de peces y lagartos. Es raramente visto, pues suele cazar de noche. Es un animal muy territorial que tolera a sus congéneres en época de apareamiento, pero sólo si son del sexo opuesto.

Uno de los pocos animales que no teme a otorongos ni a caimanes es la nutria de río. Este animal vive en comunidades a lo largo de ríos y cochas y se alimenta principalmente de peces. Sus garras y fuertes dientes lo convierten en uno de los mayores depredadores de la Amazonía. Por último, ocasionalmente se pueden observar algunos grupos de delfines del Amazonas, un cetáceo que se ha adaptado a vivir en los ríos cazando y desplazándose mediante la ecolocación, pues es prácticamente ciego.

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