Perro Bullmastiff
- Altura a la cruz: de 63,5 a 68,5 cm en los machos y de 61 a 66 cm en las hembras
- Peso: entre 50 y 60 kg en los machos y entre 40 y 50 kg en las hembras
- Capa: leonada, roja o atigrada con manchas negras en todos los casos
- Aptitudes: perro guardián y de defensa
El Bullmastiff se ha convertido en un perro de defensa muy eficaz. Se cuenta que una noche que los dueños de la casa no estaban, un ladrón entró en la propiedad. Los criados soltaron al perro que embistió al extraño brutalmente y lo tuvo retenido en el suelo durante horas hasta que los dueños llegaron.
Resumen
Origen
Oficialmente, el Bullmastiff procede del Reino Unido y si bien existen referencias anteriores de perros de porte similar en Gran Bretaña, lo cierto es que la raza no fue reconocida por el Kennel Club británico hasta 1924.
Sin embargo, ya por el siglo XV y XVI hubo en la Península Ibérica unos perros de características muy similares al Bullmastiff moderno, llamados genéricamente “Perros de Toros”. Se dice incluso que en el ajuar de la futura esposa de Enrique VIII, Catalina de Aragón, se incluyeron varios de estos fieros animales. En esa época, los espectáculos tan sangrientos, como las peleas de perros contra toda clase de alimañas feroces, estaban muy de moda.
Cuando estas peleas de perros con toros, osos y otras bestias cayeron en desuso, en España y Portugal, los perros quedaron sin ocupación, desapareciendo en su mayoría. Pero en Inglaterra buscaron alternativas. De ahí, que a principios del siglo XVIII los Guardabosques ingleses empezaran a seleccionar un nuevo tipo de perro al que llamaron “Gamekeeper’s Night Dog” (Perro de noche del Guardabosques). Este perro provenía del cruce, más o menos selectivo, de los descendientes de esas estirpes de valientes luchadores, y son esos lo que se considera que están en el origen del Bullmastiff. La raza ha conservado sin demasiadas variaciones el carácter y el tipo que procuraron los Guardabosques.
Comportamiento
Justamente porque en el pasado el Bullmastiff fue utilizado en Inglaterra como guardián de los grandes cotos privados de caza, con el propósito de perseguir y apresar a los furtivos (el perro derribaba con su cuerpo y se echaba encima para inmovilizar al extraño completamente), es por lo que todavía hoy la raza conserva intacta esa característica, una de las más apreciadas y la que mejor le distingue y le separa del resto de los grandes molosos. No en vano, el Bullmastiff sabe medir perfectamente su fuerza y nunca ataca, a priori, para hacer sangre.
Ello tiene su justificación en el hecho de que históricamente ha convivido bajo el mismo techo que sus guías, los Guardabosques, quienes conscientes de la importancia de afianzar ese rasgo de su carácter y tamizar su anterior fiereza, optaron, hace más de tres siglos, por introducirlos en sus casas y compartir el calor del hogar y el ambiente familiar con ellos. En esos ratos de descanso, sus “Night Dog” estaban con los hijos, con la esposa y con el amo, disfrutando de un rato de tranquilidad, jugueteando con los niños en vez de ser relegados a la zona en la que se guarecían el resto de perros y de animales domésticos o al exterior.
Así, poco a poco, tamizado el carácter antes fiero y agresivo del perro de toro, el Guardabosques sentó los principios de lo que hoy es un animal eminentemente familiar, que adora a los niños y que se adapta perfectamente a todo tipo de ambientes (ciudad o campo), pero que para dar lo mejor de sí mismo necesita, siempre, sentirse parte de la familia y no ser relegado al mero rol de perro de guarda. Sólo así desarrollará completamente su excepcional instinto de protección hacia los suyos.
El Bullmastiff es un perro muy potente y seguro de sí mismo, dos características que le vienen transmitidas generación tras generación, y como tal hará poco alarde de su poderío físico (¿para qué?), evitando al máximo la confrontación con terceros. Pero es además un guardián inteligente, discreto, eficaz y con enorme capacidad de discriminación; poco ladrador, sumamente casero, que se adapta fenomenalmente bien a la vida en piso y en ciudad y que tiene especial predilección por el orden en todas las cosas.
Aspecto
Cuando hablamos de Bullmastiffs hablamos de perros de gran tamaño y volumen, que vienen a pesar, de adultos, unos 60 kilos en el caso de los machos y unos 45 kilos las hembras.
No obstante, lo que más llama la atención es su extraordinaria cabeza, compacta, cuadrada, enorme, adornada por un ancho y también cuadrado morro negro y que se apoya en un cuello potente, que a su vez se asienta sobre un pecho ancho e igualmente potente. Todo ello nos habla de la extraordinaria fuerza de este animal.
Pero el Bullmastiff es, además, un animal dotado de un cuerpo de aspecto relativamente cuadrado, asimismo muy compacto y unas patas anteriores fornidas, potentes, paralelas entre sí y otras, las posteriores, de fuerte pierna y angulaciones moderadas que terminan con unos pies fuertes y redondos (pie de gato). La cola es relativamente larga pues alcanza el corvejón, muy ancha en su base aunque luego se estrecha algo hacia la punta; una cola que le sirve de timón para controlar los movimientos y el empuje de todo el cuerpo cuando se ve en la necesidad de apoyarse sobre el cuarto posterior y abalanzarse sobre su enemigo, para derribarlo e inmovilizarlo.
Cuidados específicos
El Bullmastiff se adapta perfectamente a la vida en piso y en ciudad; no es excesivamente activo, aunque agradece los paseos a buen ritmo, siempre que durante la etapa de crecimiento el ejercicio sea muy controlado para evitar problemas musculo-esqueléticos. Tiene cierta tendencia a la obesidad. No desprende olor corporal y su higiene es sencilla; bastará cepillarlo dos o tres veces a la semana con guate de goma; los baños se desaconsejan pues alteran gravemente el pH de la piel y pueden producir dermatitis.
Salud
El Bullmastiff es propenso a la torsión de estómago (a una edad avanzada) y a la displasia de cadera.