Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho

Síntomas de vejez en gatos

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La edad media de un gato suele estar entre los 10 y 15 años, pero hay gatos que han llegado a vivir hasta 25 años. Hay muchos factores que influyen en la longevidad de los gatos, sobre todo los gatos que viven dentro de casa y son alimentados adecuadamente suelen vivir más años. De lo contrario, los gatos que viven asilvestrados en la calle tienen una media de vida de 3 a 6 años, ya que aparte de los peligros a los que se tienen que enfrentar a diario (coches, envenenamiento, perros), están expuestos a enfermedades como la Leucemia y la Inmunodeficiencia felinas, peleas con otros gatos y al ser salvajes es muy difícil cogerlos para darles asistencia veterinaria. Los gatos asilvestrados o salvajes que viven en zona rural (granjas, bosque, etc.) pueden llegar a vivir los mismos años que cualquier gato doméstico que vive en el interior de casa.

Un gato se considera adulto a partir de tener aproximadamente año y medio (18 meses), aunque por lo general a partir de los 5-6 meses de vida ya está totalmente desarrollado y puede reproducirse. Cuando el gato llega a los 10 años de vida, es cuando empezamos a hablar de un gato mayor, y pueden aparecer síntomas de vejez.

Posibles síntomas de que nuestro gato empieza a ser mayor

Hay gatos que pese a tener 10 años o más no lo aparentan, pero habitualmente empezamos a darnos cuenta por los siguientes síntomas:

Descenso de actividad

Prefiere descansar, y hay un descenso notable de actividad, dedicando más horas a dormir. Puede seguir teniendo algunos ratos de juego, pero menos frecuentes o de menor intensidad.

Problemas a la hora de comer

Sobre todo los gatos cuya alimentación se ha basado en alimento blando o comida casera sin haber tenido nada para roer, tienen tendencia a acumular mayor cantidad de sarro en sus dientes. Cuando son mayores, los gatos con mucho sarro pueden padecer problemas como gingivitis (inflamación de las encías) o estomatitis (inflamación generalizada de las encías y de los tejidos de soporte), lo que hace que el gato sienta dolor al comer llegando incluso a dejar de comer por ello.

Lo ideal es revisar de vez en cuando la boca de nuestro gato, para comprobar que no tiene sarro ni las encías inflamadas. Una alimentación correcta podría estar basada en pienso natural o comida cruda/natural (ACBA).

Problemas en la bandeja de arena

Muchos gatos al hacerse mayores presentan dolores articulares o musculares, sobre todo en las patas traseras y en la cadera. Esto origina que el gato deje de saltar por ejemplo a lugares donde antes subía, como sillas, mesas, e incluso su propio rascador. Igualmente, ocurre en muchos casos que el gato comienza a hacer sus necesidades fuera de la bandeja, pero justo al lado. Esto se identifica con un problema con el arenero. Si nada ha cambiado en casa y sospechamos que el gato pueda tener un dolor, puede ser que al ir a la bandeja sienta dolor en sus patas traseras, y si la arena que utiliza es muy gruesa, esto justifica que se sienta más cómodo haciendo sus necesidades en el suelo porque no tiene que hacer tanto equilibrio y por lo tanto tiene menos dolor. El hacerlo al lado de la bandeja, nos da pistas: el gato realmente quiere hacer sus necesidades allí, pero por algún motivo no puede, y lo hace al lado. Si hace sus necesidades en otro lugar de la casa, podemos estar hablando de otros muchos problemas que habría que estudiar.

Disminución de sus sentidos

El gato mayor, al igual que las personas, puede ir perdiendo sensibilidad olfativa, de oído o de visión. Esto puede producir una falta de atención o torpeza en sus movimientos que habría que observar.

Cambios de humor

El gato mayor busca tranquilidad y puede resultar irritable si se le molesta, sobre todo si hay en casa animales más jóvenes que intentan jugar con él, o si nosotros somos demasiado agobiantes intentando cogerle todo el tiempo. Hay que respetar sus horas de sueño y tranquilidad. Un compañero demasiado joven y nervioso no es recomendable para un gato mayor.

Falta de higiene

La falta de higiene es un síntoma de enfermedad o dolor, pero si hablamos de gatos mayores, hay una disminución en su propia higiene personal, dedicando menos tiempo a lavarse a sí mismos. Normalmente es porque tiene algún dolor físico que le impide por ejemplo, lavarse la zona trasera (caudal), o problemas en la boca. El pelaje de los gatos mayores suele ser menos reluciente y suave que el de un gato joven.

Problemas renales

Una de las mayores causas de fallecimiento en gatos de edad avanzada es una insuficiencia o fallo renal. Normalmente este problema comienza con el gato orinando fuera de su bandeja, en superficies horizontales y normalmente blandas (camas, sofás, ropa). En estos casos se recomienda hacer una analítica de orina al gato para comprobar si está todo bien.

Aumento de peso

Debido a la falta de actividad, los gatos mayores tienden a engordar. Es cuando debemos revisar su dieta y darle la alimentación adecuada. Nuestro veterinario puede ayudarnos a elegir el alimento ideal.

Diabetes

Es una enfermedad muy común, sobre todo en gatos mayores y obesos, por eso debemos cuidar la alimentación de nuestro gato. Los gatos obesos están muy predispuestos a padecerla. Notamos que el gato bebe mucha agua, adelgaza pero come mucho, etc.

Posibles Tumores

Los gatos y gatas sin esterilizar tienen mayor tendencia a padecer tumores, sobre todo las hembras en las mamas y los machos en la próstata. También las hembras sin esterilizar son más propensas a padecer piómetras, que es una infección del útero. Los gatos esterilizados a edades tempranas tienen menor riesgo de padecer cáncer.

Otros síntomas

Hay otros muchos síntomas que pueden indicar que nuestro gato comienza a ser mayor, muchos de ellos son síntomas de diversas enfermedades que padecen los gatos con mayor frecuencia en edad avanzada. Es por ello que ante cualquier síntoma o cambio que veamos en nuestro gato, es importante consultar al veterinario.

Recomendaciones para tener un gato sano y feliz

  • A partir de los 8 años de edad recomendamos realizar una visita anual al veterinario para comprobar su estado de salud general.
  • Una correcta alimentación es un seguro de buena salud.
  • Es ideal que juguemos con nuestro gato a diario para que siempre esté en forma, mental y físicamente, proponiéndole juegos que impliquen la caza de algún objeto o comida, nunca nuestras manos. Proponle juegos de estimulación mental, en los que tenga que encontrar el premio o cazarlo.
  • Evitar provocar situaciones de estrés o tensión para nuestro gato, respetando siempre sus horas de sueño y no molestándole.

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